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23 octubre 2019

¿QUÉ ES LA ATMÓSFERA ESPIRITUAL?



Jesús, Los Niños De Dios
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Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, año 10, núm. 5, mayo de 1867


El Espiritismo nos enseña que los Espíritus constituyen la población invisible del globo, que están en el espacio y entre nosotros, viéndonos y codeándose con nosotros sin cesar, de tal modo que, cuando creemos que estamos solos, tenemos constantemente a testigos secretos de nuestras acciones y de nuestros pensamientos. Eso puede parecer molesto para ciertas personas, pero, puesto que es así, no se puede impedir que así sea. Le corresponde a cada uno hacer como el sabio que no tendría miedo de que su casa fuera de vidrio.


Es, sin duda, a esa causa a la que se debe atribuir la revelación de tantas torpezas y de malas acciones que se creían ocultas en la sombra. Sabemos, además, que, en una reunión, aparte de los asistentes corporales, hay siempre oyentes invisibles y que, al ser la permeabilidad una de las propiedades del organismo de los Espíritus, éstos pueden encontrarse en número ilimitado en un espacio dado.


Frecuentemente, nos ha sido dicho que, en ciertas sesiones, los Espíritus estaban en cantidades innumerables. En la explicación dada al Sr. Bertrand sobre las comunicaciones colectivas que él ha obtenido, le ha sido dicho que el número de los Espíritus presentes era tan grande que la atmósfera estaba, por así decirlo, saturada de los fluidos de ellos. Eso no es nuevo para los Espíritas, pero no se han deducido, tal vez, todas las consecuencias. Se sabe que los fluidos que emanan de los Espíritus son saludables, en mayor o en menor grado, según el nivel de depuración de los Espíritus.


Se conoce el poder curativo de esos fluidos, en ciertos casos, y también sus efectos mórbidos de individuo a individuo. Ahora bien, puesto que el aire puede estar saturado de esos fluidos, ¿no es evidente que, según la naturaleza de los Espíritus que abundan en un lugar determinado, el aire ambiente se encuentre cargado de elementos saludables o malsanos, que deben ejercer una influencia sobre la salud física tanto como sobre la salud moral.


Cuando se piensa en la energía de la acción que un Espíritu puede ejercer sobre una persona, ¿uno debe sorprenderse de aquella que debe de resultar de una aglomeración de centenares o de millares de Espíritus? Esa acción será buena o mala según el hecho de que los Espíritus viertan, en un medio dado, un fluido benéfico o maléfico, que actúa a modo de emanaciones fortificantes o de miasmas deletéreos que se propagan en el aire.


Así pueden explicarse ciertos efectos colectivos producidos sobre las masas de individuos, el sentimiento de bienestar o de malestar que se experimenta en ciertos medios y que no tienen ninguna causa aparente conocida, el arrastre colectivo hacia el bien o el mal, los ímpetus generales, el entusiasmo o el desaliento, a veces la especie de vértigo que se apodera de toda una asamblea, de toda una ciudad, incluso de toda una población. (Recientemente lo hemos visto)


Cada individuo, en razón del grado de su sensibilidad, sufre la influencia de esa atmósfera viciada o vivificante. Por medio de ese hecho, que parece fuera de duda y que confirman a la vez la teoría y la experiencia, encontramos, en las relaciones del mundo espiritual con el mundo corporal, un nuevo principio de higiene que la ciencia, sin duda, hará que sea tomado en consideración.


¿Podemos sustraernos, pues, de esas influencias que emanan de una fuente inaccesible a los medios materiales? Sin ninguna duda; pues, del mismo modo que saneamos los lugares insalubres destruyendo la fuente de los miasmas pestilenciales, podemos sanear la atmósfera moral que nos rodea, sustraernos de las influencias perniciosas de los fluidos espirituales malsanos, y eso más fácilmente de lo que podemos escaparnos de las exhalaciones pantanosas, porque eso depende únicamente de nuestra voluntad, y allí no estará uno de los menores beneficios del Espiritismo cuando sea comprendido y, sobre todo, practicado universalmente.


Un principio perfectamente probado por todo Espírita es que las cualidades del fluido periespiritual van en razón directa a las cualidades del Espíritu encarnado o desencarnado; cuanto más sus sentimientos sean elevados y liberados de las influencias de la materia, más su fluido será depurado. Según los pensamientos que dominan en un encarnado, él irradia fluidos impregnados de esos mismos pensamientos, que los vician o los sanean, fluidos realmente materiales, aunque son impalpables, invisibles para los ojos del cuerpo, pero perceptibles para los sentidos periespirituales, y visibles para los ojos del alma, ya que impresionan físicamente y adoptan apariencias muy diferentes para aquellos que son dotados de visión espiritual.


Únicamente por la presencia de los encarnados en una asamblea, los fluidos ambientes serán, pues, saludables o no según el hecho de que los pensamientos dominantes sean buenos o malos. Quienquiera que traiga consigo pensamientos de odio, de envidia, de celos, de orgullo, de egoísmo, de animosidad, de codicia, de falsedad, de hipocresía, de maledicencia, en suma, pensamientos extraídos de la fuente de las malas pasiones, propaga alrededor de sí efluvios fluídicos malsanos, que reaccionan sobre aquellos que lo rodean. En cambio, en una asamblea, a la cual cada uno trae solamente sentimientos de bondad, de caridad, de humildad, de dedicación desinteresada, de benevolencia y de amor al prójimo, el aire está impregnado de emanaciones saludables en medio de las cuales uno se siente vivir más a gusto.



Si se considera, ahora, que los pensamientos atraen pensamientos de la misma naturaleza, que los fluidos atraen fluidos similares, se comprende que cada individuo lleva consigo a un cortejo de Espíritus afines, buenos o malos, y que, así, el aire está saturado de fluidos en relación con los pensamientos que predominen. Si los malos pensamientos están en minoría, no impedirán que las buenas influencias se produzcan, pero las paralizan. Si dominan, debilitan la irradiación fluídica de los buenos Espíritus, o incluso, a veces, impiden que los buenos fluidos penetren en ese medio, como la niebla debilita o detiene los rayos del sol.


¿Cuál es, pues, el medio de sustraerse de la influencia de los malos fluidos? Ese medio resulta de la propia causa que produce el mal. ¿Qué se hace cuando se ha reconocido que un alimento es contrario a la salud? Se lo rechaza y se lo reemplaza por un alimento más sano. Puesto que son los malos pensamientos los que engendran los malos fluidos y los atraen, hay que esforzarse para sólo tener buenos pensamientos, rechazar todo lo que es malo, como se rechaza una alimentación que puede volvernos enfermos; en suma, trabajar para nuestro mejoramiento moral y, para servirnos de una comparación del Evangelio, «no solamente limpiar el vaso por fuera, sino también limpiarlo, sobre todo, por dentro».


Al mejorarse, la humanidad verá depurarse la atmósfera fluídica en medio de la cual vive, porque sólo le enviará buenos fluidos, y éstos opondrán una barrera a la invasión de los malos. Si un día la Tierra llega a ser poblada solamente por personas que practiquen entre sí las leyes divinas de amor y de caridad, nadie duda de que esas personas se encontrarán en condiciones de higiene física y moral completamente diferentes de aquellas que existen hoy en día. Ese tiempo está lejos todavía, sin duda, pero, mientras tanto, esas condiciones pueden existir parcialmente, y les corresponde a las asambleas espíritas dar el ejemplo.


Aquellos que hayan poseído la luz serán tanto más reprensibles cuanto más hayan tenido entre las manos los medios de iluminarse; incurrirán en la responsabilidad de los retrasos que su ejemplo y su mala voluntad hayan traído al mejoramiento general. ¿Esto es una utopía, una vana declamación? No; es una deducción lógica de los propios hechos que nos revela, cada día, el Espiritismo. En efecto, el Espiritismo nos prueba que el elemento espiritual, que se ha considerado, hasta hoy, como la antítesis del elemento material, tiene, con este último, una conexión íntima, de la cual resulta una multitud de fenómenos inobservados o incomprendidos.



Cuando la ciencia haya asimilado los elementos proporcionados por el Espiritismo, extraerá de ellos nuevos e importantes recursos para el propio mejoramiento material de la humanidad. Cada día, vemos que se extiende, así, el círculo de las aplicaciones de la Doctrina, que está lejos de estar circunscrita, como algunos creen todavía, al pueril fenómeno de las mesas giratorias u otros efectos de pura curiosidad. El Espiritismo sólo ha tomado realmente impulso desde cuando ha entrado en la vía filosófica; es menos divertido para ciertas personas, que sólo buscaban en él una distracción, pero es mejor apreciado por las personas serias, y lo será mucho más, a medida que sea mejor comprendido en sus consecuencias.

21 octubre 2019

ENTREVISTA A SOLVEIG



Estamos en el XV Congreso Espirita Nacional, y al igual que en el anterior, la figura de una mujer que camina con su propio andador, que a la vez le sirve para sentarse, me llama poderosamente la atención. La observo como lo hice entonces y una profunda emoción me llena. Ver esa determinación e independencia, llena de valor, me lleva al respeto y la admiración.


Decido acercarme para conocerla un poco mejor y su calidez me rodea.
Tras un rato de conversación descubro que todo aquello de lo que hablamos y el sentimiento de su expresión merece darse a conocer a todos nosotros y le solicito permiso para realizarle una entrevista, con la intención de editarla en nuestro periódico, el periódico de todos vosotros.
 

En este comienzo del artículo tengo la incertidumbre de cómo expresar el resultado, si hacerlo literalmente o narrarlo….
 

Bien lo primero que hago, ya que estoy grabando, es preguntar por su nombre y su pronunciación. Tras enseñarme la pronunciación adecuada, me indica:
 

- Aunque mi nombre es Solveig, todo el mundo me llama Sol desde Brasil hasta la India. Es de origen noruego. Así se llamaba la heroína del famoso drama “Per Gynt” dictado por Enrique Ibsen. Significa Rayo del Sol, torrente del Norte.
 

- Es precioso, la verdad es que es precioso (al menos así me lo parece a mí).
Ahora te voy a hacer una pregunta indiscreta, si quieres me la contestas o si no me evades. ¿Cuántos años tienes?

 

- Uyyy, tengo ochenta y cinco, ochenta y seis. Síiii nací en 1923, pero siempre suelo añadir un poco, me comenta con una pícara sonrisa.
 

-¿Añadir?
 

- Sí, siempre me ha gustado añadir un poco, porque cuando tenía 18 ya quería tener 20. Siempre he puesto 2 o 3 años más.
 

- Yo creo que no era necesario. Tú ya impresionas sin saber tu edad, sólo con mirarte.

Como veréis el sentido del humor de esta extraordinaria mujer es desbordante. No hay que decir que a lo largo de la entrevista las risas eran espontáneas.

 

- Bien Sol naciste en Suecia y allí que tipo de educación moral recibiste, protestante, católica.
 

- Nací en un ambiente maravilloso, con unos padres maravillosos y siempre me acuerdo de mi abuela que era muy religiosa y siempre cantaba canciones religiosas que me enseñaba a mí y que aún sigo cantando.
Eran protestantes, pero eran muy abiertos. Creíamos en Dios y Jesús.
 

- Tu vida la has desarrollado en Suecia. ¿Hasta qué edad?
 

- Vamos a ver. Hasta los 20 años estuve estudiando en Suecia, pero luego comencé a viajar. Primero a los países mediterráneos, comencé con Grecia, Asia Menor, África del Norte, Italia, y al final, España y Portugal. Mis compañeros no quisieron acompañarme a España, pero yo dije que el conocimiento de la Historia Antigua es incompleta sin conocer este país y si nadie quiere acompañarme yo voy sola. Y así fue.
 

-¿Qué te pareció España en esos momentos en los que tu llegaste a ella?
 

- Me pareció que había encontrado mi casa. Los españoles me recibieron con brazos abiertos.
 

-¿Estamos hablando de qué año?
 

- Bien son muchos años pero digamos sobre el año 52…53.
 

-¿Por qué tenias ese gusto por viajar por tantos lugares? ¿Qué era lo que te atraía para realizarlos?
 

- La Arqueología Antigua.
 

-¿Arqueología Antigua? ¿Eso es una maravilla? ¿No?
 

-Sí, es una maravilla, sí. Sí. Me enamoré de la cerámica y la piedra antigua. Tienen dibujos tan bonitos de aves, con alas explayadas que representan divinidades y eso me encantaba. Yo visitaba los museos y dibujaba todas las vasijas y lo publiqué en una tesis doctoral.
 

- ¿Cómo fue tu primer contacto con la doctrina espirita de Allan Kardec?
 

- Bien, yo siempre había sido religiosa ¿verdad?, pero no conocí a Allan Kardec hasta los 90 gracias a amigos en España y especialmente en 92 en el Congreso Mundial de Espiritismo que se celebró en Madrid. Estuve escuchando a los oradores, pero cuando subió Divaldo Pereira Franco al podio toda la sala comenzó a dar vueltas para mí y sólo veía a Divaldo, porque me impresionó tanto.
 

- ¿Le reconociste de alguna forma?
 

- ¿Qué?
 

-¿Le reconociste, te resultó como si hubieras vivido o conocido de otras vidas anteriores?
 

-Sí, sí seguro, sí, pero no tuve ocasión de hablar con él. Fue tres o cuatro meses más tarde cuando recibí una carta de Estocolmo, de la presidenta de la Federación Espirita Sueca diciendo que había invitado a Divaldo Pereira Franco a Estocolmo y que también quería invitarme a mí. Yo acepté. Cuando llegué allí, le vi y le escuché hablar en portugués. Todo el mundo admirado con una expresión un poco... insustancial, porque dijeron: “no entendemos. ¡Qué bien habla! , pero no entendemos el portugués. ¿Hay alguien que sepa hablarlo?

Entonces Divaldo clavó sus ojos en mí diciendo: “Voce, ayuda” y yo dije “no, yo no sé portugués”. –Sí sabes- dijo él. Yo no sabía, pero fue como si apretaran un botón y empecé a interpretar del portugués al sueco, porque los espíritus me inspiraron y ya entonces sabía hablar esa lengua. Los espíritus nos ayudaron y desde entonces siempre le he servido de intérprete cuando visita los países nórdicos.
 

- ¿Hay un amplio movimiento espírita en los países escandinavos, Suecia, Noruega?
 

- Hay movimiento, pero tienen que luchar mucho. Como te he dicho la presidenta de la federación es brasileña casada con un sueco y han introducido el espiritismo en Suecia con ayuda de Divaldo y su primo Nelson. Durante 10 años les invitaron para dar conferencias allí.

Ahora ella está escribiendo un libro que se titula “Diez años con Divaldo.”
 

- Cuéntame para conocerte un poco más personalmente ¿cómo ha sido tu vida? Me has dicho que tenías una vida familiar muy amorosa con tus padres, que estuviste en Suecia hasta los 20 años donde estudiaste Arqueología Clásica, y a partir de ahí empezaste a viajar por varios países.
 

- A la vez que estaba estudiando Arqueología Clásica, estudiaba poesía. Después junto a mi compañero, mi esposo, fui a la India a estudiar yoga y sánscrito. Queríamos montar una escuela allí, pero ya mi marido dijo que no podíamos abandonar a nuestros hijos en España, no eran nuestros hijos biológicos sino nuestros alumnos. Les queríamos tanto como si fueran nuestra sangre, y ellos nos correspondían en igual medida. Dijo mi marido “vamos a montar una escuela en la India, pero cada año vamos a volver un mes a España para no abandonar a nuestras criaturas.

En el mes de agosto, cuando más calor hace. Volveremos


Estando allí mi marido, mi compañero, tuvo un problema muy grave de corazón y tuvimos que volver a España. Y aquí pasamos unos quince días de tranquilidad en Navidad. Pero luego una noche, la Nochevieja, mi marido desencarnó bajo condiciones muy dramáticas, por lo que yo tuve un shock del que tardé mucho tiempo en recuperarme, y claro esto me ha estimulado aún más mi interés por el espiritismo.


Comencé a tener visiones, veía a mi marido a mi lado diciendo que no estuviera triste, que él seguía viviendo y que me llevaría a un maestro que me habría de ayudar.


Poco después fue cuando conocí a Divaldo.


Debo confesar que al llegar a este punto y sentir la emoción de este suceso narrado por Solveig me quedé sin palabras. Cuando pude asentar mi mente seguí de la siguiente manera:
 

- El sentimiento que te invadiría en esos momentos, imagino que sería de una gran Felicidad.
 

- Claro, todo esto me ha dado tanta fuerza ¿verdad? para seguir trabajando. Y yo sabía enseguida cuando encontré a Divaldo que si yo alguna vez en mi vida, que pensaba sería casi imposible, tuviera un centro espirita lo llamaría Ana Franco, nombre de la madre de Divaldo, porque me encontré siempre muy protegida por ella. 

En el Primer Congreso cuando yo escuché a Divaldo en Madrid, él habló de su madre, de cómo ella le había siempre estimulado su mediumnidad, siempre le había comprendido, siempre le había apoyado y cuando ella murió muy mayor, él estaba asolado, pero nueve días, nueve días después de su desencarnación se le apareció diciendo: “Divaldo, todo lo que tú me has dicho es verdad” y ella estaba vestida con el vestido blanco con flores azules, o sea, el primer vestido que él le había comprado con su primer sueldo, cuando tenía 18 años.

Y es que me encanta esa capacidad que tienen los espíritus, que con ayuda de su periespíritu pueden coger material del cosmos y prepararse vestidos y gafas… ¡Todo, para que les reconozcan! ¿verdad?
 

- Realmente es algo asombroso, y ojala algún día científicamente podamos demostrar, para que se crea, porque cuando tenemos esa vivencias personales y las cuentas, te suelen mirar con cara que expresa ¿y el siguiente cuento, cuál es?
 

- Si, si….
 

- ¿Tu crees que algún día la ciencia podrá mostrar abiertamente que todas estas experiencias que vivimos son reales?
 

- Los espíritus quieren mostrarlo pero hace falta que la gente sea más abierta, porque está muy cerrada. Es difícil hacer creer a la gente en el espiritismo. Somos pocos, pero algunos ven cosas tan fantásticas. Una cosa que me fascina también son los perfumes. No sé si tu has notado alguna vez, si estas con Divaldo, que te encuentras invadida de perfumes. Él dice: “son los espíritus que son felices, muestran su felicidad a través de ellos.” 

Esta es una capacidad bastante rara. Yo sé que había un famoso médium inglés que también hacía salir perfumes, pero son muy pocos los que tienen esa capacidad tan maravillosa que hacen perder los sentidos. Es una pena que haya seres que no puedan captarlos.

A veces cuando estoy trabajando con mis traducciones en casa y tengo una amiga a mi lado, ella dice: ¡Oh! ¿Qué es eso? ¿Ese perfume?
Los espíritus crean y de esa manera les hacen creer.
 

-Son manifestaciones muy bonitas, la verdad.
 

-Si, si.
 

- Me gustaría ahora preguntarte por tu centro. Me has dicho que se llama Ana Franco en honor a la madre de Divaldo. Cuéntame sobre su historia, cuándo decidiste abrirlo, con cuántas personas comenzaste.
 

- Bien, bien, tal y como te he contado anteriormente tenía esa intención, pero pasaron los años y yo seguía traduciendo libros, interpretando a Divaldo, etc., etc. Pero aún no tenía centro y ya empezó a reunirse gente alrededor de mí, y animándome y preguntando que porqué no montaba un centro, contigo de presidenta, me decían. Nosotros seremos tus alumnos y estudiaremos la obra de Kardec… Eh, yo dije que sí pero tuvimos problemas. Al principio, no les gustaba el local que había alquilado, pero entonces me dijo Divaldo: ¿Por qué no usas tu apartamento como Centro? Y allí realizamos una oración, Divaldo, Nilson, el Presidente, Raúl… y de esa forma hicimos la inauguración del centro en el mismo apartamento. Y yo siento ahora que mi apartamento es el centro de verdad. Además yo vivo allí.
 

- Eres una parte del centro.
 

-Sí. El centro tiene que estar completamente puro, no se permite fumar, no se come carne ni pescado. Tiene que estar lo más limpio posible. Nos sentamos en el suelo en cojines fabricados por la madre de una de las alumnas y bien, estamos montando una biblioteca, tenemos muchos videos y yo cada vez que voy a Brasil o Portugal vuelvo con la mochila llena. La mayor parte están en portugués y quiero que los españoles lean libros en ese idioma porque es muy fácil. Es difícil para los españoles hablarlo, pero leer, no. Y es que hay una literatura tan maravillosa en portugués.

En la biblioteca tenemos el Pentateuco de Kardec, los libros básicos, en varios idiomas, pues a veces vienen personas de Suecia, Noruega, Holanda, etc. Y así cada uno puede leerlos en su dialecto.
 

- ¿Cuántos libros has traducido?
 

- He traducido libros del portugués y francés al sueco.

La presidenta de la federación sueca, quería tener traducidos a ese idioma los cinco libros básicos de Allan Kardec, pero no sabía, y oyó una voz que le contó que conocería a una mujer que le ayudaría a llevar a cabo esa realización. 


Cuando me conoció en el Congreso de España del 92 empezamos a escribirlos en sueco, yo los interpretaba y ella los revisaba, así conjuntamente se ha ido realizando esa labor.

Después he ido traduciendo al sueco una fila de libros de Divaldo.
 

- ¿Cuántos idiomas conoces?
 

- Doce, catorce.
 

- ¿Realizáis algún tipo de trabajo social en vuestro centro?
 

- Sí, ayudamos a los enfermos. Cuando alguien nos habla de una persona enferma, oramos por ella, y a veces suceden “milagros”, lo que no existe según Allan Kardec, pero lo parecen. La oración ayuda. Cuando lo hacemos por alguien y está dentro de su destino, seguro que se cura.
 

- ¿Tenéis clase de mediumnidad o realizáis algún tipo de trabajo mediúmnico?
 

- Tenemos médiums, pero vienen con poca frecuencia. Como Allan Kardec dice que todos somos médiums, intentamos todos con ejercicios espirituales y con “amor” desarrollar nuestra propia mediumnidad, y a veces se muestra.
 

- ¿Qué tipo de mediumnidad tienes al margen de la espontaneidad a la que ya nos hemos referido?
 

- Tengo experiencias mediúmnicas como las que he expresado pero no soy médium que pueda decirte ven mañana a las cinco y vamos a hacer tal o cual cosa...
 

- Es bonito Sol esos efectos espontáneos, porque con ellos se demuestra que no hay lugar a la manipulación, ni al engaño.
 

- Verdad.
 

- Por último quiero preguntarte esa “paz” y esa “alegría” que irradias de dónde te viene.
 

- Suelo recitar un “mantra” de los muchos que aprendí viviendo en la India, que además, es uno de los preferidos de Divaldo y traducido del sánscrito dice:

“Guíame de la oscuridad a la luz,
Guíame de la irrealidad a la realidad,
Guíame de la muerte a la inmortalidad.
Paz, paz, paz.”



Muchas gracias Solveig por tu testimonio y por el buen rato que pasé realizando esta entrevista contigo. Eres un “SOL”.

Ana Sobrino
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”
San Martín de Valdeiglesias (Madrid)


 


Reflexiones

Reflexión 18/5/19

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