Oración psicografiada por Divaldo Franco por Bezerra de Menezes
!Señor!
En cambio, las 
legiones humanas dedicadas a la fe se entregan para que las comandes; 
las multitudes sintonizan contigo buscando servirte.
Permítenos ahora agradecerTe  por estos días de 
entendimiento fraternal que vivimos en la Casa que nos habéis prestado 
para la planificación de las actividades evangélicas del futuro.
 Permítenos hacer esta petición, con agradecimiento y alabanza de forma diferente.
Cuando
 casi todos piden por los infelices, nos atreveremos a suplicar por los verdugos; cuando los corazones suplican en favor de los caídos, de los 
delincuentes, de los que se agreden, nos proponemos interferir en 
beneficio de los que fomentan las caídas, los delitos y la violencia; 
cuando los pensamientos se vuelven a interceder por los paralíticos, los 
carentes, los desilusionados, nos alentamos a formular nuestras 
rogativas por aquellos que responden por todos los errores que asolan la
 Tierra, estableciendo la miseria social, la quiebra moral y el pronunciado descenso de la ética en el comportamiento.
No
 te queremos pedir por las víctimas, sino, por sus 
verdugos, los que entenebrecen los sentimientos, la conciencia y la 
conducta, complaciéndose como chacales sobre los cadáveres de los 
vencidos.
Tú que eres nuestro Pastor y prometiste 
apoyo a todas las ovejas, tienes misericordia de ellos, los hermanos que
 se han cegado a sí mismos y, ensangrentados, atienden las llamaradas 
del odio en la Tierra y fomentan las desgracias que dominan en el mundo.
Tú
 puedes hacerlo, Señor, y es por eso que, Te agradezco todos los 
dones de la paz que hemos disfrutado. No podemos olvidar a aquellos que 
arden en las llamaradas crueles de la ignorancia, alucinados por los 
desequilibrios que los hacen profundamente desdichados.
Canaliza nuestros sentimientos de amor hacia los 
hermanos enloquecidos en la voluptuosidad del placer, que congelaron
el corazón lejos de los sentimientos de humanidad y que tendrán que 
despertar, un día, bajo el látigo de la conciencia que nadie puede evitar.
Porque
 ya pasamos, en épocas remotas, por estos caminos, es que te suplicamos 
por ellos, los hermanos más infelices que desconocen la propia negligencia.
En
 cuanto a nosotros, enséñanos a no disfrutar de la felicidad mientras haya en 
la Tierra y en la Patria del Cruzeiro seres humanos que lloran,  que se 
debaten en los desvíos de la perturbación, y, que consciente o 
inconscientemente, niegan Tu sabiduría, Tu amor y Tu guía con
ternura como Pastor que eres de nuestras vidas.
Cuando tus 
discípulos, aquí reunidos, terminamos esta tarea del día, nos damos las manos, y, 
emocionados, repetimos como los devotos del pasado: 
- "¡Ave Cristo! En 
tus manos depositamos nuestras vidas, para que de ellas hagas lo que sea conveniente, sin consultar lo que queremos, porque sólo tú sabes lo que es 
de mejor para nosotros".
Hijos del alma, que os 
bendiga el Padre de Misericordia y que Jesús permanezca con nosotros son
 los votos del servidor humilde y paternal de siempre.
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"Vida y obras del Dr. Adolfo Bezerra de Menezes" 
por Alessandra Almeida y Fernanda Vilasboas

 
 
 
 
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