Solveig Nordström, RAYO DE SOL TORRENTE DEL NORTE, así llegó Sol a mi vida como un rayo de sol y un torrente del norte.
Conocí a Sol a finales de verano del año 1979 en el “Centro Mediterráneo”, donde impartía clases de yoga. Los siguientes encuentros transcurrieron entre el “Club Europeo” y “Ananda Ashram”, la casa que compartía con su marido Gunnar Tholèn.
Con ellos se reunía un variado número de alumnos, no sólo de Benidorm sino también de los pueblos colindantes; asistían periódicamente y durante años alumnos de Alicante y Valencia, así como un elevado número de extranjeros residentes en la zona.
Gunnar era un hombre culto, infatigable viajero, profundo conocedor de la India; junto con Sol y a través de su exquisita y didáctica forma de expresarse, nos introducían en las costumbres, la filosofía y la espiritualidad de la India. Con mucha dedicación, amor y paciencia, Sol nos explicaba y comentaba la esencia del Bhagavad Gita., los Yoga Sutras de Patanjali, Los Upanishads, la mitología de los dioses hindúes, introducción al sánskrito, mantras etc.
Recuerdo con emoción los comentarios de Sol y Gunnar sobre la vida de los santos cristianos, como San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila y San Ignacio de Loyola entre otros. Leíamos y comentábamos pasajes del Nuevo Testamento en un entorno realmente paradisíaco entre los algarrobos, palmeras y bougainvillas que rodeaban la casa. Sus palabras provenían del corazón.
Las clases de Sol eran magistrales y completas. Nos enseñaba a relajar y armonizar cuerpo, mente y espíritu.
Durante sus clases con ejercicios que combinaban pranayamas y bandhas parecía que el tiempo no existía, “el tiempo estaba parado”. A través de asanas, mudras y meditación, Sol nos guiaba hacia la introspección y el silencio interior. Allá, en lo interior, con el silencio mudo, nos instaba a abandonar el mundo, la materia. “No solo somos carne y huesos”, susurraba, “sino que también somos energía, luz, espíritu; reposa en ese místico silencio y abrirás la puerta para que el Espíritu Supremo se te comunique, se una contigo y te transforme.”
Una de las cosas que me cautivaron de Sol fue su amor y su desinterés económico. Sus clases eran prácticamente gratuitas; Sol es una maestra en el Bhakti Yoga (el yoga del amor y la devoción).
Aparte del yoga, Sol nos enseñaba danza. Yoga y danza pueden parecer una combinación rara, pero para Sol la danza era una terapia ancestral tan sagrada como el yoga que nos ayudaba en la autorrealización. Nunca se trataba de competición.
Hacíamos ballet clásico, flamenco y danzas folklóricas de todo el mundo, como hipnotizados por la maestra; esos movimientos simbólicos y sus giros nos transportaban a estados de conciencia transpersonal.
Gracias a los contactos que Gunnar y Sol mantenían con la India y las culturas antiguas de Europa hemos tenido el privilegio de conocer a verdaderos maestros que con frecuencia eran invitados de “Ananda Ashram”. Caben destacar Swami Rama Theertha, Eugenia Basilewsky, Prashant Lal, Swami Amarananda, Lucile Armstrong, Christina Olivecrona. También tuvimos el privilegio de ser guiados por Gunnar a la India y conocer personalidades como: Swami Ranganathananda, Swami Chinmayananda y Swami Prashad.
Para terminar, quiero tomar prestadas unas palabras del fundador del moderno movimiento Hare Krishna, Swami Prabhupada y “ofrecer mis respetuosas reverencias a los pies de loto de mi maestra espiritual”. Tú, Solveig Nordström, has abierto mis ojos con la llama del amor y la llave mágica del conocimiento.
Que Dios te bendiga eternamente.
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