Solveig Nordström - Continuación de Milagros del Amor
Selma Lagerlöf / Divaldo Franco
Milagros del Amor. Primera parte (Clic aquí)
“La Leyenda de los
Milagros del Amor”, dictado por el Espíritu de la escritora sueca Selma Lagerlöf
y psicografiada por el médium brasileño Divaldo Peréira Franco.
El origen de la leyenda
así como toda la historia es un enigma. Hay tantas preguntas. Hay tantos
detalles típicamente suecos, desconocidos por el brasileño Divaldo, que parecen
testimoniar que no haya sido un invento suyo.
¿Es una coincidencia que Divaldo recibió la
leyenda en junio de 1994 durante su breve estancia en Estocolmo, la capital de
Suecia, que es la patria de Selma?
¿Cómo puede ser que el paisaje sea sueco, tan “värmlandés”, tan “Selma”? ¿por qué no hay piratas, acerolas y quina-quinas, árboles del país del médium? Los árboles que figuran en la leyenda son abedules, serbales y tilos.
El abedul (Betula Alba) se caracteriza por su tronco recto blanco y su copa semitransparente de pequeñas hojas sutiles, acorazadas. Su corteza es como si estuviera hecha de seda, pero tan fuerte que sirve para hacer cajitas, cornetas y hasta cubrir tejados. Es un árbol amado por pintores y poetas. Una canción típica de la época de Selma era “Cuando tocan las campanas de la Boda” con su refrán “los abedules susurrando suave”.
El abedul pertenece a la
zona nórdica temporada por lo tambièn existe en el norte de América así como en
los Himalayas, donde se usa su corcho como papel de escribir. Su nombre en
sánscrito es “bhurja” de donde viene el nombre sueco “björk”.
Se ha convertido en un
símbolo de Suecia, donde fue el primer árbol que apareció después de la época glacial, pudiendo
estudiarse en las sedimentaciones postglaciales. Es casi el único árbol que
soporta vivir encima del límite de las coníferas. Sus frutos y ramitas tiernas
sirven de alimento para las perdices blancas, pero los ejemplares más grandes y
más bonitos crecen en Värmelandia y Dalecarlia.
Selma describe un gran
abedul en cuyo tronco había un agujero donde un alucón se había preparado un
nido. Cuando alguien intentaba tocarlo, desaparecía en el interior del tronco.
Es un árbol de las
fiestas de verano. En San Juan se decoran
los altares de las iglesias y las barandas de las casas de abedul.
Antiguamente se cubrian los suelos de madera con alfombras de hojas tiernas. El
“árbol de San Juan” es un palo alto vestido de ramitas de abedul y flores que
se colocan en parques y jardines para que la gente baile alrededor cantando a
coro. Suecia es el “país del sol de medianoche”. En los meses de junio y julio
hay luz las veinticuatro horas.
Después del examen de
bachillerato los estudiantes viajan cantando en carruajes decorados con tiernos
abedules. Actualmente los automóviles comienzan a sustituir a los carros de
madera.
¿Te gusta la sauna?
¿Sabes que en Suecia y Finlandia es costumbre flagelarse con ramaje de abedul
dentro de la sauna para sudar mejor?.
En primavera se puede
sacar un “vino de abedul” muy saludable directamente del tronco. Es una
verdadera cura de limpieza. La ceniza de hojas de abedul se utiliza para
adelgazar.
En otoño los bosques de
abedules se visten de oro…
El serbal (Sorbus acuparia) es un árbol de mediano
tamaño con hojas de color verde oscuro y flores blancas en corimbo, con
estambres y estigmas amarillos que producen una apariencia plumosa al árbol. El
perfume de las flores es de almendra amarga. Las serbas maduran tarde, en otoño,
y son de un color interesante encarnado y de sabor áspero y ácido. Cosechadas
cuando comienzan a ser dañadas por el hielo, sirven para hacer una buena mermelada.
Serbal: bayas |
Marbacka, la casa donde
nació Selma y donde vivió durante su infancia, estaba rodeada de serbales…
La decocción de bayas y
hojas del serbal se usa en curas de
enfermedades reumáticas.
Tilo |
El tilo se conoció en las
antiguas civilizaciones germánicas. En las leyendas de Nibelungen juega un papel importante por ser causante de
la muerte del héroe Siegfrid.
Tomada en infusión, la
tila es tranquilizante y ayuda a dormir bien. La miel de tila es famosa y
corresponde a nuestra miel de azahar.
Centenares de nombres
geográficos de Suecia están derivados de björk (abedul), röny (serbal) y lind
(tilo). Siendo un tema que pertenece a la onómatología de la geografía
científica, no los incluyo aquí pero podemos ofrecer una lista larga a los
interesados. Quisiera mencionar, por lo curioso del dato, que el apellido de
muchos suecos consta del nombre de uno de estos árboles o de sus compuestos,
¿podéis imaginaros un español o portugués llamándose Antonio Abedul, Joaquín
Serbal o Juan Tilos. Sin embargo, en Suecia es una costumbre.
En Portugal también
ocurre algo parecido, porque hay muchas personas que se llaman Silva.
Con esta introducción
sobre los árboles he querido mostrar el marcado carácter nórdico de la leyenda.
Las ilustradoras, una
holandesa y la otra francesa, realizaron una profunda inmersión psicológica en
la leyenda, pero no llegaron a captar esos detalles de la naturaleza nórdica.
Sus abedules llevan serbas y sus hadas parecen angelitos, lo que de ninguna
manera disminuye el valor artístico de las láminas, solo destacan aún más el
carácter nórdico del texto.
No solo los árboles, sino
todo el ambiente es sueco, es värmlandés, es “Selma Lagerlöf”. Los seres
elementales de los bosques de Vñärmlandia intervienen en la vida de los
hombres. Selma los conocía desde pequeña, a través de las historias de su
abuela, de las sirvientas y de sus propias experiencias.
El personaje principal de
la leyenda es un “Troll”. Divaldo lo ha presentado en sueco “ett litet snällt
troll” (un pequeño duende gentil). Selma habla mucho de “trolls”, directa o
indirectamente. En el cuento “El intercambio" (Bortbytingen) habla de un
niño humano que fue robado y sustituido por un pequeño troll. Los padres
desesperados no sabían qué hacer. El padre le pegaba e incluso le arrojó al
fuego, pero la madre aunque le daba asco y notaba que iba perdiendo el amor de
su marido, le salvaba y le cuidaba. Al final el marido abandonó la casa. En el
camino encontró a su hijo, guapo, sano y feliz, que le contó lo que había
pasado.
―“Cada vez que tu pegabas
al troll, la bruja me pegaba a mí y
cuando tu le tiraste al fuego, la bruja hizo lo mismo conmigo. Sólo gracias a
la bondad de mi madre hacia el troll, he sobrevivido”.
― “¿Cómo fue posible que
los trolls te dejaran libre?“
―”Cuando mi madre
sacrificó lo más valioso de su vida los trolls perdieron su poder sobre de mí”.
― “¿Sacrificó tu madre lo
más valioso de su vida?”
―“Si, porque dejó que
abandonaras la casa”.
También Selma utiliza una
comparación con el modo de moverse a la vez sutil y temerario de los trolls
para describir como comienza el amor: “Ya vino eso. Vino a hurtadillas,
arrastrándose, vino crepitando, chisporroteando como cuando los trolls pasan
por el bosque oscuro” (El pajarito). Aparentemente hay trolls malos y
trolls finos. El troll de la leyenda
pertenece a la segunda clase.
Fue delicioso continuar
el viaje con Divaldo desde Estocolmo a Oslo y luego a Copenhage. El coche fue
conducido por Olle Bergman, el vicepresidente de GEEAK (Grupo de Estudios
Espíritas Allan Kardek de Suecia). Divaldo no puede conducir porque frena de
repente cuando un espíritu cruza la carretera. En la frontera sueca-noruega está
muy viva la tradición de los cuentos y las leyendas. En las puertas de las
cafeterías te reciben muñecos de pelos cerdosos, con grandes orejas puntiagudas
y rabo largo, y desde las postales te contemplan seres fantásticos de ojos
enormes. Divaldo estaba encantado y preguntaba mucho. Todos lo veíamos tan
fabuloso que Selma Lagerlöf había utilizado su mano para escribir un mensaje.
Su mensaje era más
importante de lo que en el primer momento habíamos entendido. Ahora lo veo como
un preludio de la obra psicológica de Joanna de Angelis, “Amor, invencible
Amor”. Este libro explica todos los problemas que pueden impedir al amor y
tienen sus raíces en la infancia, en la época prenatal o en vidas anteriores.
Casi todos los conflictos dependen de la falta de amor. Por eso, la curación se
encuentra en la amor-terapia y la creatividad que enseña la aceptación de un@
mism@ como es, la autoestima, el amor a un@ mism@, al prójimo y a Dios.
El niño de la leyenda es
autista. Sus padres en su egoísmo están satisfechos con todo y no se preocupan
por sus inquietudes. Con el troll viene la solidaridad, la amistad, la
creatividad y el amor. Su vida se vuelve interesante, plenificada. Y el ser
elemental feíto se pone tan feliz al sentirse útil que se va transformando poco
a poco en un ser humano. ¡Qué percepción tan genial la de esta escritora al expresar
así la evolución de dos seres tan diferentes, ambos carentes de amor, en tan
pocas palabras!
Nuestra leyenda se dictó
en junio de 1994. Casi me causa escalofríos al ver que Selma exactamente cien
años antes (después de la Pascua de Resurrección de 1894) en una carta a su
amiga Sophie Elkan había contado un cuento parecido:
“Un rey tenía dos hijos
gemelos. Cuando recién nacidos , por causa de la maldad humana habían sido
expuestos en el bosque. Uno fue encontrado por una princesa y resultó un noble
caballero con el nombre de Valentín. El otro fue criado por una loba y resultó
un animal salvaje en la selva.
Ocurrió que se
encontraron los dos. Valentín había oído hablar de la fiera terrible y salió
para combatirla. Cubierto con su armadura brillante luchó contra el animal
salvaje pero resultó vencido, porque el salvaje era increíblemente fuerte. No
obstante, no desgarró al joven caballero, al contrario se enamoró de él, se
echó a sus pies, le ayudó a salir de la selva, permaneciendo como perro y esclavo.
Pero el caballero también quería al salvaje y quiso ayudarle. Le vestía con
trajes y civilizaba sus rudezas, enseñándole a entender el lenguaje y las
costumbres de los seres humanos.
Casi toda la ventaja de esta
alianza beneficiaba al hombre de la selva. Su único mérito era que sabía amar…”
Vea los cuentos
medievales de Schück, “Sin nombre” y Valentín. (*)
(*) Du lär mig att bli
fri. Selma Lagerlöf skriver till Sophic Elkan. Urval och kommentarer av
Ying-Toijer-Nilsson. Manpocket.
(*) “Tú me enseñas a liberarme.”
Selma Lagerlöf escribe a Sophic Elkan. Selección y comentarios de
Ying-Tarjes-Nilson. Libro de bolsillo.
El motivo es antiguo y
bien conocido en el tesoro mundial de los cuentos, en muchas variaciones.
Selma lo menciona con
simpatía en su carta de 1894, pero cuando desencarnó en 1940 aún no lo había
hecho suyo. Tenía que esperar cien años, hasta 1924, para que su espíritu
dictara “La Leyenda de los Milagros del Amor” a través de la mediumnidad de
Divaldo.
Dejo al lector hacer la
comparación entre las dos versiones. Sólo quiero subrayar unos detalles. En la
versión de Selma es el salvaje quien enseña y educa y el civilizado el que
recibe. Selma es psicóloga, pedagoga, maestra. Sin palabras hace entender que
los padres habían faltado a su papel. La palabra clave en las dos versiones es
“amar”. “Su único mérito era que sabía amar”
(1894). “Yo se amar…”
(1994).
Hay que saber amar. Es un
arte. El niño estaba enfermo y el troll era feo y sin embargo se amaban, porque
Selma quería que su amor fuera incondicional. Normalmente no amamos a los que
no son como nosotros, a los que se distinguen en color, habla y costumbres. Por
eso hay tantos complejos de inferioridad. Por eso hay tanto racismo y
discriminación.
El niño hubiera podido
pensar “!Que tipo más feo! ¿Qué quiero yo con él?” y el troll hubiera podido
pensar:”!Qué niño más flojo! Éste no sirve para nada” pero no pensaron así. Al
revés, se miraron con simpatía, sonriendo, y al poco tiempo estaban bailando y
cantando. Sin saber, el troll daba su fuerza al niño y este daba su belleza
humana al troll.
Es maravilloso pensar que
“La Leyenda de los Milagros del Amor” ya está traducida a diez idiomas para que
todos puedan tomarse las manos y bailar, niños de todos los colores, trolls
en diferentes estados de evolución,
hadas y elfos más o menos visibles,
angelitos blancos y angelitos negros. ¿sabes que hay angelitos negros de
verdad? ¿Has oído a Antonio Machín cantar de ellos?
Recomiendo leer “El libro
de los Espíritus” preguntas 538-540, así como el libro de Divaldo Franco
“Entrevistas & Liçoes”, preguntas 135-166.
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