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03 julio 2021

VIRTUDES: AUTOEVALUACIÓN

 

En esa inmensidad sin límites, ¿dónde está, pues, el cielo? En todas partes; ninguna valla le sirve de límites. Los mundos felices son las últimas estaciones que a él conducen. Las virtudes abren el camino, mientras que los vicios cierran su entrada. 

Allan Kardec. Cielo e Infierno.





 

El hombre honrado ante Dios es aquel que, lleno de abnegación y de amor, consagra su vida al bien, al progreso de sus semejantes. Aquel que, marchando al fin que se propone, es activo en la vida para cumplir la tarea material que se le ha impuesto, porque no debe olvidar que sólo es un servidor al cual el amo le pedirá un día cuenta del empleo de su tiempo. Activo hasta el fin, porque debe predicar con el ejemplo el amor del Señor y del prójimo. 

 

El hombre honrado ante Dios debe evitar con cuidado esas palabras mordaces, veneno escondido entre flores, que destruyen las reputaciones y a menudo mata al hombre moral cubriéndole con el ridículo. 

 

El hombre honrado ante Dios debe tener siempre el corazón firme contra el menor átomo de orgullo, de envidia, de ambición. Debe ser paciente y dulce con los que le atacan. 

 

Debe perdonar de todo corazón, sin esfuerzos y sobre todo sin ostentación, a cualquiera que le haya ofendido. Debe amar a su Creador en todas sus criaturas. Debe, en fin, poner en práctica este resumen tan conciso y tan grande de los deberes del hombre. 

 

Amar a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo. 


Cielo e Infierno 2ª parte Cap 3.


No obstante, si bien algunas de las palabras del Cristo se presentan cubiertas por el velo de la alegoría, en lo que respecta a la regla de conducta, a las relaciones entre los individuos, a los principios morales que él estableció como condición expresa para la salvación sus enseñanzas son claras, explícitas y sin ambigüedad.

¿Qué han hecho de sus máximas de caridad, de amor y de tolerancia, así como de las recomendaciones que hizo a sus apóstoles para que convirtiesen a los hombres mediante la mansedumbre y la persuasión? ¿Qué han hecho de la sencillez, de la humildad, del desinterés y de todas las virtudes que él ejemplificó? En su nombre, los hombres se anatematizaron y se maldijeron unos a otros; se degollaron en nombre de aquel que dijo: Todos los hombres son hermanos
 
Del Dios infinitamente justo, bueno y misericordioso al que él proclamó, hicieron un Dios celoso, cruel, vengativo y parcial; en nombre de aquel Dios de paz y verdad se realizaron sacrificios de miles de víctimas en las hogueras, con torturas y persecuciones, en una cantidad mucho mayor a la que en todas las épocas sacrificaron los paganos a sus falsos dioses; se vendieron las oraciones y las gracias del Cielo en nombre de aquel que expulsó a los mercaderes del Templo y dijo a sus discípulos: Dad de gracia lo que de gracia recibisteis.
 Allan Kardec.La Génesis. Cap. XVII. 1868


893. ¿Cuál es la más meritoria de todas las virtudes?

- Todas las virtudes poseen su mérito, porque todas son indicios de progreso en la senda del bien. Hay virtud cada vez que existe una resistencia voluntaria a las solicitaciones de las malas tendencias. Pero lo sublime de la virtud consiste en el sacrificio del interés personal por el bien del prójimo, sin abrigar segundas intenciones. La más meritoria de ellas es la que se basa en la más desinteresada caridad.



897. El que practica el bien, no con miras a obtener una recompensa en la Tierra, sino con la esperanza de que se le tendrá en cuenta en la otra vida, y que su posición entonces será tanto mejor, ¿es reprensible? Y esa idea ¿lo perjudica en su adelanto?

- Hay que realizar el bien por caridad, esto es, desinteresadamente.




897 a. No obstante, todos tenemos un muy natural deseo de adelantar y salir del penoso estado de esta existencia. Los Espíritus mismos nos enseñan a practicar el bien con esa finalidad. ¿Es malo, entonces, pensar que haciendo el bien podemos esperar para nosotros una situación mejor que la que tenemos en la Tierra?

- Por cierto que no. Pero el que practica el bien sin segunda intención, y por el solo placer de ser grato a Dios y a su prójimo que sufre, se encuentra ya en cierto grado de evolución que le permitirá alcanzar la felicidad mucho más pronto que su hermano, el cual, más positivo, realiza el bien calculadamente y no es impulsado a ello por el calor natural de su corazón.

 

CARIDAD

La Caridad se expresa cuando el Maestro Jesús da su mandamiento nuevo a los apóstoles y discípulos: "Amaos los unos a los otros como yo os he Amado".

Al hablar de la Caridad hay que hablar del Amor. Este Amor con mayúsculas es buscar el bien del otro.

La Caridad es la virtud que nos conduce a amar a las demás personas sin excepción como a nosotros mismos, buscando de manera habitual el bien de pensamiento, actitud, palabra y acción, traduciéndolo en realizaciones concretas de servicio a los demás.

Podemos decir que la Caridad es un modo humano de expresar el Amor. La Caridad es sobrenatural, algo del mundo divino, porque consiste en activar en nosotros el Amor de Dios y dirigirlo hacia el mundo. Es amar como Dios ama con su intensidad y con su incondicionalidad.

La Caridad es la virtud que da sentido a todas las demás virtudes. Es la forma, el fundamento, la raíz y la madre de todas las demás virtudes. Sin Caridad no hay virtudes auténticas.

La Caridad es el centro, la esencia y la perfección de cualquier vida espiritual, ya que en la práctica de la Caridad se condensan todas las enseñanzas de los Grandes Maestros.

La Caridad no es una utopía, sino una posibilidad real del cambio personal y del cambio de la sociedad en general: no se trata de hacer "actos de Caridad" sino de vivir la Caridad y en la Caridad. Porque la Caridad es una gran fuerza, nuestra principal arma para mejorar la sociedad, y el amor debe ser el motor de transformación comenzando por la transformación del propio corazón.

Práctica de la Caridad:

  • La Caridad es ver en el otro, lo que él no puede ver en si mismo.
  • Saludo de forma amable y trato de forma bondadosa a los demás aunque no esté de buen humor.
  • Ayudo a quien lo necesita, soy generoso con mi tiempo y mi persona ante las necesidades de los demás.
  • Hablo siempre bien de los demás, si no tengo algo bueno que decir mejor quedarme callado.
  • Tengo pensamientos, proyectos y deseos positivos que son fuente de unidad y de paz.
  • Soy tolerante, soy comprensiv@ y sé ponerme en el lugar de los demás.
  • Respeto y acepto a los otros como son y no como yo quisiera que fueran.
  • Mi interior se expande cuando aprendo a ponerme en el lugar de los demás.
  • La Caridad se ha convertido en el estímulo de mi desarrollo personal.
  • Vivir desde la Caridad es el mayor gesto de amor al Creador.



CONSIDERACIÓN

Tener consideración es respetar a los demás y a sus sentimientos, es pensar en como les van a afectar a ellos nuestros actos y preocuparse de cómo se van a sentir.

Tener consideración con los demás es prestar atención a lo que les gusta y a lo que no les gusta, y luego decidir hacer lo que les traiga felicidad.

La consideración significa dar importancia a las preferencias ajenas como a las propias. Cuando nuestros gustos difieren de los gustos de los demás la consideración entraña que no intentamos convencerles de que están equivocados. Antes bien respetamos sus sentimientos y meditamos sobre sus necesidades. 

Evita las contiendas siempre inútiles. Entre antagonistas, la razón siempre estará con quien no se involucra en discusiones infructíferas.

En esas luchas verbales y alteraciones violentas, surgen males difíciles de reparar. 

Las palabras que la ira pone en la boca de quien discute, raramente expresan lo que él piensa. Le traducen el estado de desarmonía y la necesidad de vencer al antagonista.

Esclarece con calma y argumenta serenamente. Si el otro no tiene en consideración tus conceptos, silencia y entrégalo al tiempo que a
todos nos enseña sin prisa.

 La consideración en la práctica:

  • Nos permite respetar las necesidades y sentimientos de los demás.

  • Considerar que las necesidades de los demás son igual de importantes que las nuestras.

  • Pensar en cómo van afectar nuestros actos a los demás.

  • No hacer ruido cuando los demás están en silencio.

  • Ponerse en el lugar de otras personas.

  • Mostrar una atención afectuosa.

  • Pensar en pequeñas cosas que producen felicidad a otras personas. 

     

Afirmaciones

Considero cuánto digo. Hablar es crear vibración, y  toda vibración crea formas en mi campo magnético. Así cuido mucho lo que digo y hablo consideradamente.

Las únicas palabras a tener en consideración son las que elevan el espíritu y aquí está incluido aquello que hace reír a las personas.

La consideración es el acorde de las relaciones armónicas.

Uso la cortesía en mis movimientos y acciones, generando simpatía y amistad.

Lo que puedo hacer, no se lo delego a otro. Porque alguien trabaja conmigo, no me cabe el derecho de sobrecargarlo, exigiéndole más allá de sus posibilidades. 

Incluso los empleados merecen consideración y respeto. Cooperan y son remunerados. Hago aún más, los hago mis amigos.

Hay tareas cansativas y pequeñas que a ellos afectan que puedo ejecutar sin cansarme ni mortificarlos.

En el trato con ellos, uso las expresiones: “Por favor”, y “muchas gracias”, de ese modo, extiendo afecto con quien me rodea.

 

DESPRENDIMIENTO

Cuenta una anécdota que Platón, caminando en medio de una feria abarrotada de gente y mercancías, exclamó asombrado: "es increíble la cantidad de cosas que no necesito".

La virtud del desprendimiento nos enseña a orientar nuestro corazón hacia las personas y no hacia las cosas materiales.

El valor del desprendimiento consiste en saber utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos y si es necesario estar dispuestos a ponerlos al servicio de los demás.

El desprendimiento como virtud se origina al reconocer que todos tenemos necesidades y que a veces la vida nos pide que debemos superar nuestro egoísmo e indiferencia para colaborar en el bienestar de los demás. No importa si es mucho o poco lo que hacemos y aportamos, lo importante es tener la conciencia de ofrecer algo, y aportar. No obstante hay que tener en cuenta que la generosidad que requiere el desprendimiento no cabe el ofrecer algo que nos sobra.

Existen personas que materialmente ponen el corazón en las cosas materiales. A veces por los recuerdos que evocan, pero en otras debido al valor económico que tienen o simplemente por el trabajo que supuso adquirirlos. A esta particular forma de afecto se le llama apego.

El desprendimiento supone un esfuerzo para superar ese sentimiento de posesión y exclusividad de lo que poseemos para ofrecerlo gustosamente a los demás.

Puede parecer que esta virtud se enfoca únicamente a objetos, pero nuestros recursos van más allá de lo que se puede tocar, puesto que poseemos conocimientos, cualidades y habilidades que muchas veces nos cuesta trabajo poner a disposición de las personas, porque requiere prescindir de nuestro descanso, gustos, preferencias y comodidades para llevarse a cabo.

Nos sorprendemos con el médico que atiende enfermo sin cobrar honorarios, personas que pasan los días trabajando en obras de caridad, profesores que trabajan horas extras desinteresadamente, padres de familia que se niegan gustos y diversiones personales pensando en su familia... El verdadero desprendimiento no tiene medida, sin calcular cuánto es lo indispensable para cumplir, es una entrega generosa de cuánto tenemos.

Una revisión constante de nuestras prioridades a la luz del valor del desprendimiento nos dará una idea de cuán libre somos ante nuestros bienes y recursos evitando apegarnos a ellos. Hay quien cae en una idolatría de los bienes materiales convirtiéndose en esclavo y no en señor de ellos.


No se nos pide pobreza de suciedad, ni miseria, ni dejadez o pereza, que no son virtudes, sino capacidad de desprendimiento de los bienes en estos momentos arrolladores de materialismo.

El desprendimiento activo

  • Hacer una lista de las cosas y determinar cuáles realmente son necesarias y cuáles son caprichos, vanidades, etcétera.
  • Enseñar a otros algo que yo sepa hacer bien.
  • Regalar o donar un bien al que sienta que me he apegado.
  • Procurar decir más veces sí cuando me piden algo prestado sin poner pretextos.
  • La virtud del desprendimiento antes las cosas materiales me ayuda a convertirme en persona más altruista y generosa, y me separa de cosas innecesarias.
  • Necesito el desprendimiento efectivo de lo que soy y de lo que tengo, para ayudar a la pobreza que nos rodea a todos o está cerca.
  • A pegarme a los bienes materiales me aleja de quiénes tengo el deber de servir. El desprendimiento es la virtud que nos une al alma.



DESAPEGO

El desapego es saber convivir con nuestros sentimientos sin permitir que ellos nos controlen. Sentimientos como la tristeza, la felicidad, la decepción, el júbilo, la frustración o la ira son naturales. Todo el mundo los tiene. El desapego es una manera de utilizar conjuntamente el pensamiento y el sentimiento a fin de no permitir que nuestras emociones nos arrastren.

Desapego no significa que tengamos que fingir un sentimiento diferente al que sentimos en realidad. Algunas personas piensan que desapegarse significa que hay que ser frío o actuar como si nada nos importara, pero cuando se ejercitan en esta virtud comprueban que es una experiencia especialmente positiva.

Todas las tradiciones orientales hablan de la experiencia del desapego, siendo sus efectos la dicha, la paz, y la plenitud del ser.

El desapego activo

  • Tratar de considerar tus sentimientos antes de decidir cómo actuar.

  • Emplear pensamientos y sentimientos para actuar.

  • Orar o meditar antes de actuar.

  • Controlar las reacciones en lugar de perder los nervios.


UNIDAD


La unidad es una virtud sumamente potente y creadora de gran fuerza es una manera de ver el Universo como algo cohesionado, concebido por Quién nos ha creado a todos, de manera que cuando practicamos la unidad, conseguimos vernos enlazados con todo y con todos.

La unidad produce armonía como el sonido de la música que producen los diferentes instrumentos de una orquesta. Unidad no significa "ser lo mismo". Una flauta nunca puede pretender sonar como un tambor. Cuando se tocan juntos crean una música hermosa. Cuando practicamos la unidad valoramos lo que cada parte aporta al conjunto.

Gracias a la virtud de la unidad podemos esforzarnos por lograr la armonía con la gran familia humana. Estamos unidos porque somos seres humanos con las mismas necesidades, con las mismas penas y defectos, pero también nos unen nuestras esperanzas y anhelos, nuestras alegrías y nuestro afán de progresar en dirección a la virtud, por qué así es nuestra naturaleza esencial.

La unidad produce paz. Es una acción colectiva de orientación hacia un mismo fin.

La unidad no entraña homogeneidad, no se trata de procurar que todo el mundo tenga la misma apariencia, piense lo mismo o hable el mismo idioma. Mediante el poder de la unidad podríamos resolver muchos conflictos mundiales, descubriendo soluciones nuevas que satisfaciera en las necesidades de todos. Podríamos encontrar las bases comunes de la paz.

La unidad es una fuerza tan poderosa que podría iluminar las conciencias de todos los pueblos del mundo y poner fin a la guerra, ya que sus modos son siempre fraternos.

Con su ayuda podemos convertirnos en pacificadores dondequiera que vayamos.

En la unidad activa

  • Tratar a todas las personas como miembros de una única familia humana.

  • Resolver los conflictos escuchando y buscando soluciones comunes.

  • No hacer causa común cuando otras personas expresan algún prejuicio.

  • Ver las diferencias como dones.

  • Te preocupas por la tierra y por todos los reinos de la naturaleza.

  • Donde quiera que vas actúas como un fraterno pacificador.

  • Me pongo en manos de Dios estoy disponible para una completa transformación.

  • El paso adelante que doy hoy nos eleva a todos.

  • La unidad es el destino de todos



GRATITUD


La gratitud es una actitud de agradecimiento a la vida por ser capaces de aprender, de amar y de ser.

La gratitud es saber dar las gracias por la vida, por las cosas especiales que nos vienen y que se nos van, por las pequeñas y las grandes cosas que todos los días suceden a nuestro alrededor y dentro de nosotros.

Gratitud es estar abierto y dispuesto a recibir cada Don de Dios.

Ser agradecido es tener una sensación de maravilla acerca de la belleza de este mundo y acoger como si fuese un regalo cada cosa que la vida nos dé.

La gratitud es un camino hacia el éxtasis de la alegría infinita.

La gratitud es una manera de adquirir perspectiva cuando las cosas no tienen muy buen aspecto y empezamos a perder la esperanza, la confianza y la fe. Es una manera de crecer y de superar las circunstancias dolorosas, observando los dones que siempre están ahí, aunque, a veces, parezcan estar ocultos.

 



La gratitud activa

Mantener una actitud de agradecimiento frente a la vida.

Ser receptivo a los dones.

Valorar las propias habilidades en lugar de envidiar las ajenas.

Ver las lecciones en lo que llamamos las dificultades de la vida.

Esperar, orar y confiar en que llegará lo mejor... Lo mejor para seguir aprendiendo y evolucionando.

Apreciar la belleza de este planeta.

Recordar las bendiciones cada día.

Dar las gracias al Creador desde el corazón.

Nada quiero obtener de lo que realizo, así mi trabajo se transforma en gratitud.

Todo lo que sucede es una oportunidad de vivir la gratitud.

Gracias por darme este momento. Jamás se repetirá. 
 
Ejercita la gentileza y la gratitud con todas las personas, especialmente con los ancianos. 
 
La vejez es la fase inevitable que alcanzarás, en caso de que la muerte no te arrebate antes el cuerpo.
 
La gratitud es el sentimiento digno que debe vigorizar en el hombre que recibe
beneficios de la vida.
 
La gratitud posee esa maravillosa cualidad de convertir al mundo y a las personas, en más bellos y más queridos.
 
El ser que es agradecido recibe de forma natural la bendición de la felicidad, esparciendo las ondas de júbilo que lo envuelven contaminando a todos los que se le aproximan.
 
La gratitud puede expresarse como respeto y consideración por lo que otros hacen, ofrecen y a lo que se dedican en tareas ennoblecedoras.
 
 La gratitud, hija del amor sabio, enriquece la vida de belleza y alegría porque con su presencia todo llega a tener sentido ennoblecido, ampliando los horizontes experienciales de quien lo cultiva como recurso para promover la vida en todos los sentidos.

 

MODERACIÓN

Ser moderado consiste en crear un equilibrio en la vida, sin hacer excesos, pero tampoco haciendo las mismas cosas todo el tiempo. Es trabajar y descansar lo suficiente, trabajar suficiente y descansar suficiente.

La moderación debe ser aplicada antes de propasarse. Es emplear la disciplina para no excederse en las cosas que uno hace. Demasiado poco de una cosa es tan malo como excederse en ella: las personas que hablan demasiado pueden llegar a ser perturbadoras. Las personas que apenas hablan de nada no suelen ser tenidas en cuenta en los debates, su opinión no existe.

La moderación es lo que nos impide vernos arrastrados por la corriente de nuestros propios deseos.

La moderación, la ecuanimidad, el deber lúcido marcharán contigo, proporcionándote estímulo y más conquistas, sin que el cansancio, el tedio y la amargura encuentren cabida en tus sentimientos.

Toda vez que te apasionas y tomas una postura exagerada, cometes los mismos errores que censuras en las otras personas. El término medio en materia de discusión es una situación ideal. No por comodidad o miedo, sino porque desconoce la cuestión en la profundidad que exige.

Refrena los impulsos, que proceden de los instintos desgobernados, y obra bajo el
comando de la razón. Es verdad que el buen sentimiento debe derretir el hielo de la lógica racional, no obstante, muchas veces, la frialdad de la emoción o su locura agresiva necesitan de la vigilancia del raciocinio. 


Cerebro y corazón deben actuar juntos, proporcionando las ventajas del equilibrio y de la moderación, a favor de una vida saludable. Escucha con el sentimiento y actúa con la razón, dosificando bien la participación de cada uno.


En la práctica

  • La moderación te permite saber lo que necesitas y conseguir lo suficiente, ni más ni menos.

  • En tu vida conviene mantener un equilibrio entre el trabajo y el descanso.

  • Conoces tu naturaleza y te fijas unos límites.

  • La moderación es la puerta de la eternidad.


Recibo todas las señales para seguir mi camino interior, las interpreto porque vivo con moderación. 

Actúo con moderación y las puertas se abren ante mi. 

Desde la moderación vivo en paz y armonía así puedo irradiar al mundo lo mejor de mi.

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Puntuar cada ítem de la práctica activa de cada virtud del 1 al 100. Donde 1 es el valor más bajo en la escala. Evaluar nuevamente al cabo de seis meses y comparar con la puntuación anterior.

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Bibliografía

Franco, Divaldo. 2018. Psicología de la Gratitud. LEAL editora.

Franco, Divaldo. Vida feliz. LEAL editora.

Franco, Divaldo. Momentos de Conciencia. LEAL editora.

Kardec, Allan. 1865. El Cielo y el infierno.

Kardec, Allan. 1868. La Génesis.

Karde, Allan . 1864. El Evangelio según el espiritismo.

Monferrer, Eva.2013. Las virtudes del alma

 



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