La humanidad en general vive en un estado de sueño, de letargo, y por esta misma razón sufre de la enfermedad más dominante, que es la ignorancia de uno mismo, de su destino, del sentido de la existencia.
Acomodados a la situación en la que se encuentran, los individuos se quejan, pero no hacen casi nada para cambiar los factores degenerativos del conjunto social, normalmente presentes en sí mismos.
Se lamentan por una necesidad masoquista de inspirar compasión, no hacen ningún esfuerzo real para superar todos los obstáculos que aparecen como amenaza o impedimento para su progreso.
La conciencia del sueño predomina en el mundo moderno, debido a sus concesiones al placer inmediato, sin propuestas ni oportunidades para liberar las emociones. Así, la sociedad se divide en grupos que son hostiles entre sí, distanciándose cada vez más unos de otros, cuando convendría eliminar las barreras separatistas, y no mantener la ignorancia de las infinitas posibilidades de realización y despertar.
Inevitablemente, surge el momento en que el ser es inducido a despertar o permanecer en la muerte de la realidad.
Para despertar del pesado sueño al que está sometido, todo el esfuerzo posible es necesario, para que pueda romper las cadenas que lo atan al proceso de autocompasión e infelicidad, de baja autoestima y falta de respeto para sí mismo.
Estar despierto es sentirse pleno, consciente de la realidad interior y de las infinitas posibilidades de crecimiento que están a su alcance; liberarse de los miedos que le inmovilizan, redescubrir la alegría de vivir y de actuar, ampliar el campo de la comunicación con la naturaleza y todos los seres; multiplicar los medios de dignificación humana, poniéndolos al alcance de todos, sometiéndose a la elocuente propuesta de iluminación que se puede encontrar en todas partes...
Veremos los siguientes ítems inspirados en los textos de Allan Kardec, Joanna de Ángelis y Emmanuel que se citan al final en la bibliografía recomendada.
-- OPTAR POR LA VIDA
La conciencia de responsabilidad y de seguridad no se alcanza automáticamente, más bien es adquirida por el esfuerzo personal constante. Esa adquisición no se logra de repente, sino en el día a día, de hora en hora, a través de las pequeñas cosas hasta alcanzar las grandes conquistas.
El individuo debe optar por sí mismo como escribió Kierkegaard, el filósofo y teólogo danés del siglo XIX.
Optar por si mismo significa el resultado de un análisis exhaustivo de la vida y de sus finalidades extraordinarias, representando un esfuerzo para vivir, para descubrir que uno mismo existe, y que nada, jamás, puede destruir su realidad.
Descubrirse como un@ es, y aceptarse, constituye la opción por si mism@, perfeccionándose para nuevos y futuros logros que llevan al cumplimiento de su destino de ser pensante, facultando el discernimiento de realizar sus aspiraciones fundamentales, esenciales.
Es cómodo aunque trágico huir psicológicamente de la vida, sin conseguirlo jamás realmente. El hombre forma parte de un conjunto armónico que constituye la Creación. Su desarmonía dificulta el orden, el equilibrio general, que el debe esforzarse por no desorganizar.
El egoísmo, hijo de la inmadurez, lo vuelve exigente e ingrato, llevándolo a la rebeldía cuando es contrariado en sus pasiones infantiles, lo que le propicia las distorsiones psicológicas y los primeros pensamientos sobre el suicidio.
Por otro lado, aparecen individuos que se aferran a los objetivos que se les representan como vida: amar apasionadamente a alguien, cuidar de otros, dedicarse a una labor, a una tarea artística o no, a un ideal o a la abnegación, y que concluida la motivación se niegan a vivir, debilitándose emocionalmente hasta la extenuación y sucumbiendo después...
Estas personas no optaron por si mismas. Realizaron un mecanismo de transferencia, sin que hayan experimentado la belleza de la vida y sus últimas finalidades. Quien se considera libre para morir, asume un compromiso con la libertad para vivir.
La opción por un@ mism@ ofrece una alta responsabilidad para con la vida, un encanto nuevo para descubrir todas las bellezas que estaban oscurecidas por el pesimismo, una libertad con alto grado de movimiento.
El amor se le expresa mas pleno, porque, amándose a si mismo, irradia este sentimiento en todas las direcciones y llena todos los vacíos interiores con alegría y realización, mediante la auto-disciplina, que se revela como guía eficaz de los pensamientos y actos de libertad.
- La alegría de vivir
La vida es un poema de belleza, cuyos versos se componen de propuestas de luz, escritas en la partitura de la Naturaleza, que exalta su presencia en todo lugar.
En consecuencia, la oportunidad de la existencia física constituye un cuadro separado de encanto y conquistas, a través de cuyo aprendizaje la vida del ser humano es un poema de gran belleza.
Hay sol y armonía por todas partes, invitando a la paz y a la participación en su feliz conjunto. Sin embargo, sólo la criatura humana, se presenta como triste, marcada por una salud moral influenciada por actitudes y acciones del pasado, de compromisos mal orientados, de realizaciones desastrosas, transfiriéndolas de una etapa para otra, hasta que resuelva solucionar las dificultades desde dentro hacia fuera, para de esa forma alcanzar sus objetivos con un esfuerzo dirigido adecuadamente.
Es necesario, por tanto, que la alegría de vivir forme parte activa del programa de la construcción personal de la criatura inteligente. Aprovechando al máximo toda la magia existente que ofrece el Universo, retomando la maravillosa fuerza interior que está al alcance de todo aquel que desea elevarse, liberarse de los tormentos y ataduras con el pasado.
El destino del ser humano es la libertad. Ser libre significa no ser dependiente, sino optar por lo que constituye una emulación para la victoria; no aferrarse al pasado, ni preocuparse por el futuro, viviendo el presente en paz y con alegría.
A medida que el ser humano madura psicológicamente, la alegría de vivir constituye una poderosa razón para la búsqueda de la iluminación. Esa alegría no excluye, desde luego, los episodios de reflexión por el dolor, de ansiedad por el amor, de espera por la salud , la presencia de la enfermedad, la angustia momentánea, de inquietud ante lo que está ocurriendo.
Estos fenómenos, aunque forman parte del curso existencial, no eliminan la alegría, sino que le dan razón de ser, porque después de cada desafío le sigue una victoria; después de cada prueba le sucede una conquista; en cada aventura de dolor presenta un nuevo nivel de equilibrio, haciendo de la alegría una constante y motivación para la producción de nuevos valores.
La alegría proporciona al cerebro un mayor aporte de enzimas especiales encargadas de producir salud facilitando la risa. Es un potente estimulante de la producción de inmunoglobulina salival (sIgA), portadora de factores inmunizantes, que propician la equilibrio orgánico constante, evitando la invasión de diversos virus y bacterias perjudiciales.
Cuando te ríes, se estimulan preciosos músculos faciales y generales, eliminas toxinas nocivas acumuladas, que acaban intoxicando al individuo. La risa es una forma de expresar alegría, sin que sea necesaria una carcajada estruendosa, nerviosa o descontrolada en su exteriorización.
Hoy en día, la risoterapia es un recurso precioso para evitar ciertas alteraciones, también ayuda en la la recuperación de patologías graves, especialmente las infecciosas, degenerativas de la máquina orgánica y diversos trastornos emocionales y psíquicos.
El autoconocimiento revela al individuo sus posibilidades y limitaciones, abriendo espacios para la renovación y la conquista de nuevos horizontes de salud y plenitud, sin conciencia de culpa, sin estigmas.
Por tanto, la Psiconeuroinmunología viene a demostrar que el estado de la salud puede ser alcanzado por el propio individuo que decide renovarse y creer en sí mismo, en sus inmensas reservas de energías, en el valor de sus conquistas. Perfectamente compatible con la Ley de Causa y Efecto, los logros positivos pueden eliminar o disminuir el peso de los negativos y perjudiciales.
La criatura humana es su psique. Según como actúe, así serán las manifestaciones del mundo del "yo" y del Ser.
El pensamiento, por tanto, cuando está bien construido, actúa sobre el mecanismo del sistema nervioso, en el cerebro, y estos, conjugados, producen enzimas protectoras que hacen que el organismo sea inmune a muchas invasiones de agentes destructivos, propiciando la salud.
La alegría de vivir es una invitación a una existencia rica en producciones morales, espirituales, artísticas, culturales, estéticas y nobles.
La fatalidad existencial es dejar de vivir bien, que es una de los objetivos humanos. Vivir bien, que es una conquista personal, intransferible y especial que nunca puede alterarse ni perderse, fomentar la felicidad y trabajar por la paz que todos anhelan.
- Diferentes causas
Todas las grandes preocupaciones del espíritu pueden ocasionar la locura: las ciencias, las artes e incluso la religión proporcionan su contingente. La causa principal de la locura es una predisposición orgánica del cerebro, que lo hace más o menos sensitivo a ciertas impresiones. Dada una predisposición a la locura, esta tomará el carácter de la preocupación principal, en cuyo caso se convertirá en una idea fija. Esa idea fija podrá ser la de Dios, los ángeles, el diablo, la fortuna, el poder, un arte, una ciencia, la maternidad, un sistema político o social, los Espíritus, etc.
Entre las causas más numerosas de sobreexcitación cerebral, es preciso contar las decepciones, las desgracias y los afectos contrariados, que son al mismo tiempo las causas más frecuentes de suicidio.
Ahora bien, el verdadero espírita observa las cosas de este mundo desde un punto de vista tan elevado, que le parecen pequeñas y mezquinas comparadas con el porvenir que lo aguarda; la vida es para él tan corta y fugaz, que las tribulaciones no le resultan más que los incidentes desagradables de un viaje.
Lo que a otros les produciría una violenta emoción, a él lo afecta medianamente. Sabe, por otra parte, que los pesares de la vida son pruebas que sirven para su adelanto si las sufre sin murmurar, porque será recompensado según el valor con que las haya soportado. Así, sus convicciones le otorgan una resignación que lo preserva de la desesperación y, por consiguiente, de una causa incesante de locura y suicidio.
Conoce, además, por las comunicaciones con los Espíritus, la suerte angustiada de los que abrevian voluntariamente sus días, y ese cuadro es apropiado para hacerlo reflexionar.
Por ese motivo el número de los que han rechazado esa decisión funesta de abandonar la vida voluntariamente gracias al Espiritismo es considerable. Que los incrédulos se rían de él cuanto quieran. Por mi parte, les deseo el consuelo que la doctrina espírita proporciona a todos los que se han tomado el trabajo de sondear sus misteriosas profundidades. (Allan Kardec) L.E. Introducción.
- Pensamiento ideal
Como todas las expresiones de la evolución dependen del pensamiento, porque provienen de él, es fácil pensar que sustituyendo el que sea incorrecto por otro que parezca favorable. Para aquellas personas que digan no saber cómo discernir cuál es el pensamiento ideal del otro que es pernicioso, basta con hacer una evaluación de aquel que le sirvió como apoyo en una determinada situación o lo que experimentó y fue causa de perturbación, pasando así a realizar nuevas construcciones de pensamientos.
Al principio, la acomodación llevará al individuo a repetir el error y a no creer en el éxito de la tarea que acaba de comenzar. En este caso, depende del individuo insistir y perseverar, abriendo un nuevo espacio en el campo mental viciado, plantando las nuevas semillas de optimismo y esperanza, para salir de ese estado enfermizo. Después, es esencial empezar a valorar todo lo que le rodea, estableciendo nuevas pautas de entendimiento, para liberarse de las construcciones negativas-pesimistas.
El nuevo hábito se implantará lentamente en el subconsciente hasta que se convierta en una parte integral del comportamiento.
Pensar bien o mal es una cuestión de costumbre. Cada vez que ocurre un pensamiento servil, malsano, perverso y malicioso injusto, sustitúyelo inmediatamente por uno digno y saludable, amoroso, confiado, justo, sosteniéndolo con una energía firme del deseo de que sea así.
Lo que uno piensa se convierte en realidad, como es natural. Por eso, pensar y actuar son términos de la misma ecuación existencial. Primero pensar, luego actuar, para no arrepentirse cuando se empieza a reflexionar.
Las construcciones mentales superiores, que producen los hábitos saludables se renuevan y crecen en el ser, originados en el Espíritu, que los capta desde el Pensamiento Divino, del que proceden todas las fuerzas de edificación y de realización total.
- Autoestima (Autoamor)
El individuo está siempre en el momento presente, que es su instante decisivo. Por lo tanto, el pasado no puede servir como parámetro, excepto para aprender a no repetir errores, ya que es irrecuperable, pero reparable.
No hay nada que pueda ser recuperado en el área moral que ha sido comprometida, siempre que haya un interés real, se puede corregir. Por lo tanto, es negativo mantener la nostalgia por lo que ya ha pasado, sentirse frustrado por lo que a uno le gustaría que ocurriera pero no ocurrió, o profundamente arrepentido por el fracaso del que fue objeto.
Esos sentimientos no pueden modificar las consecuencias desencadenado en el pasado, sin embargo, pueden reformular las bases de la acción que se repetirá en una nueva forma, así modificando los resultados futuros. Por eso debemos perdonar todo y a todos, también perdonarse a sí mismo, recomponerse emocionalmente uno mismo y continuar la tarea donde se extravió.
Una vida interior bien dirigida enseña al individuo a aceptarse a sí mismo tal como es, sin querer imitar modelos transitorios.
Ser auténtico con uno mismo, amarse a sí mismo, sin derivar ambiciones inspiradas en el egoísmo, ni creerse mejor que que otros, es una victoria sobre los conflictos y complejos que atormentan y permiten la devaluación de la persona, amargada por las luchas internas y los fracasos externos.
Aceptándose a sí mismo como es, desarrollando los recursos internos para crecer más y conquistar nuevos valores morales, el ser alcanza la meta de las ambiciones que anhelaba, sin saberlo, sin sufrir los impactos perturbadores de las alturas, ni las aflicciones de los serviles.
Este comportamiento sugiere la experiencia del amor, como una forma de lucidez. Al amar, uno busca olvidarse de sí mismo para darse a sí mismo, enriqueciéndose mientras promueve a los demás.
Este despliegue de sentimientos afectivos constituye el momento glorioso de autorrealización, cuando el ser canta una canción de entusiasmo por la vida, exaltándola y glorificándola dentro de uno mismo a sí mismo y alrededor de sus propios pasos. Esta manifestación del amor brota de dentro, como un sol que sale suave y hermoso, elevándose hasta alcanzar su máximo, con una diferencia, que este Amor nunca decae, permaneciendo para calentar e iluminar.
Mientras persista el sentimiento de amor-permutación, dar para recibir, o recibir primero para dar después, el egoísmo, el sentido de niño psicológico sigue siendo dominante, dificultando la maduración real.
Este amor que lleva al olvido de sí mismo es una conquista interior que dignifica y libera de las pasiones perturbadoras, de las exigencias irrazonables e ilusiones injustificables.
- Los imperativos de la paciencia
Es probable que pocos amigos piensen en esto: paciencia como inmunización contra el suicidio.
En las áreas de la actividad humana, muchas veces, surgen para la criatura determinados picos de provocación, para cuya travesía no siempre va a estar a el conocimiento superior. Es necesario que el alma se apoye en el bastón invisible de la paciencia, a fin de no caer en sufrimientos mayores.
Tener paciencia no solo es saber esperar, es comprender
cuando no se da algo en el momento en que lo esperas.
En las decepciones, sean cuáles fueren, reflexiona en el valor de la ponderación en tu propio beneficio.
Antes los golpes que te lancen, olvida las injurias y los agravios, y piensa en las oportunidades que te darán el apoyo defensivo fortaleciendo el desapego.
Bajo acusaciones que reconozcas y merecidas, olvida el mal, y no alimentes el fuego de la discordia.
Cuando te falte actividad profesional, continúa actuando, tanto como puedas, en las tareas de auxilio espontáneo a los demás, aprendiendo que la actividad noble atrae actividades nobles, y, con eso, pronto estarás en nuevas posiciones de servicio, según tus necesidades.
Si el desánimo te amenaza por este o aquel motivo, recuerda la importancia de tu ayuda fraternal en apoyo de alguien, y no te des el lujo de paradas improductivas.
En cualquier obstáculo a superar en el camino, conserva la paciencia por apoyo y guía, y crea pensamientos confianza en la divina Providencia, seguirás adelante, apartando la tentación de la fuga de la realidad y reconociendo, en poco tiempo, que hay siempre un futuro mejor para cada un@ de nosotr@s y que, en todas las tribulaciones de la existencia, vale la pena esperar el auxilio de Dios.
En esta fase del desarrollo de la vida interior, el ser comienza a creer en su destino espiritual, que es la conquista de la felicidad. A partir de este momento y tranquilizado en cuanto a los factores que le debilitan, avanza sin preocuparse de los errores que quedan en la retaguardia.
Sólo creyendo en las propias posibilidades y esforzándose por vivirlas, a pesar de los obstáculos que surgen, es como puede alcanzar con éxito el final del viaje interior y de autodescubrimiento, utilizando las técnicas que pueden aplicarse para aprovechar los beneficios de esta realización.
El acto de aprender a amar lo que uno hace, a hacer bien lo que a uno le gusta, compartir con todos las alegrías y esperanzas de la vida en el triunfo, da pleno sentido al ser existencial que ahora puede hacer todo lo que hizo Jesús, identificándose con Dios. ("las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Juan 14:12:17)
La pregunta 950 de "El libro de los Espíritus" expresa ¿Qué pensar del que se quita la vida con la esperanza de llegar más pronto a una vida mejor? Los Espíritus Superiores responden: “¡Otra locura! Que haga el bien y estará más seguro de alcanzarla. El suicida retrasa su entrada en un mundo mejor, y él mismo pedirá volver para concluir esa vida que interrumpió debido a una idea falsa. Una falta, sea cual fuere, nunca abre el santuario de los elegidos.”
Todo sacrificio hecho a expensas de la propia felicidad es un acto altamente meritorio ante Dios, porque consiste en la práctica de la ley de caridad. Ahora bien, dado que la vida es el bien terrenal que más aprecia el hombre, el que renuncia a ella por el bien de sus semejantes no comete un atentado, sino que lleva a cabo un sacrificio. No obstante, antes de hacerlo, debe reflexionar acerca de si su vida no podría ser más útil que su muerte.
- PROPUESTAS
Se hace preciso fomentar una educación que busque rodear al individuo de afectos fuertes y sólidos, para que nunca se sienta solo.
Una educación que trabaja el significado existencial, la resiliencia ante el dolor, el proyecto de vida...
Y sobre todo, una educación que cuida la espiritualidad desde temprana edad y abre una perspectiva de eternidad y trascendencia.
PREVENCIÓN DEL SUICIDIO
Cuando la idea del suicidio, quizás, te venga a la cabeza, Recuerda y Agradece, ante todo, la bondad infinita de Dios, que te instaló en la residencia planetaria, sólidamente estructurada, que te mantiene seguro/a en el Espacio Cósmico.
Ora pidiendo ayuda a los Mensajeros de la Divina Providencia.
Medita en el Amor de esos familiares y amigos que disfrutan de tu convivencia. Aunque no valores en absoluto su cariño, y a pesar de la imposibilidad en la que te reconoces para medir cuánto vales para cada uno de ellos, es razonable considerar cuántas lesiones mentales les causarías con la violencia practicada contra ti mismo.
Si la perniciosa idea sigue torturándote, aunque te sientas mal, refúgiate en un posible trabajo, en el que resultes útil a los que te rodean.
Visita un hospital, donde podrás evaluar las ventajas que tienes, frente a la gran cantidad de personas con enfermedades irreversibles.
Acude personalmente a una institución de caridad, donde se reúnen hermanos necesitados de todo el apoyo, o al banco de alimentos y ropa, para quienes algunos momentos de diálogo amistoso se convierten en valiosos medicamentos.
Visita o llama a alguien que te conoce, comparte tus inquietudes tratando de aliviar la carga de la angustia. Comprobarás como se reducirá.
Asiste espontáneamente a los contactos con personas reeducadas que están internadas en las cárceles, con el fin de hacerles algún pequeño favor que requieran.
Recordar la lectura diaria de una página esclarecedora, capaz de renovar tus pensamientos.
Comprométete al servicio del Bien al prójimo, sea el que sea, y esfuérzate por olvidarte de ti mismo, porque la destrucción voluntaria de tu vida física no solo representa un acto de desprecio por las bendiciones que enriquecen la Vida, sino también será tu retirada obligada de la intimidad de ti mismo, en la que, por un tiempo indefinible, permanecerás envuelto en tus propios disturbios. (Turbación espiritual después de la muerte física).
La oración es un recurso de gran valor para quienes sufren. Debemos orar siempre que nos enfrentemos a un desafío existencial, siempre que nos veamos golpeados por las pruebas de la vida. En este sentido, el Espíritu suicida o quien quiera escapar de la Vida, independientemente de las causas que le provoquen su sufrimiento, precisa buscar consuelo espiritual en la oración.
EL PODER DE LA ORACIÓN
El poder de la oración está en el pensamiento. No depende de las palabras, ni del lugar, ni del momento en que se hace.
Por tanto, se puede rezar en cualquier lugar y en cualquier momento, solo o en grupo. La influencia del lugar y el tiempo se apreciarán según las experiencias favorables que hayamos tenido.
La oración común tiene una acción más poderosa, cuando todos los que rezan están asociados de todo corazón con el mismo pensamiento y tienen el mismo objetivo.
Pero, ¿Qué importa conocer a un gran número de personas si cada una actúa de forma aislada y por su cuenta? Cien personas reunidas pueden rezar como egoístas, mientras que dos o tres, unidos por la misma aspiración, rezarán como verdaderos hermanos en Dios, para que la oración que dirijan a Dios tenga más fuerza que la de las otras cien (ESE Cap. XXVII, ítem 15).
Mediante la oración, el hombre atrae la competencia de los buenos Espíritus, que vienen a sostenerlo en sus buenos propósitos e inspirar buenos pensamientos.
De esta manera, adquiere la fuerza moral necesaria para superar las dificultades y volver al camino recto, en el caso que se haya apartado de él. Así también, puedes alejarte de las consecuencias que atraerías por tus propias faltas. (ESE Capítulo XXVII, ítem 11).
Si dividimos los males de la Vida en dos partes, una consistente en males que el hombre no puede evitar, otra de las tribulaciones que él mismo es la causa principal, por su negligencia o sus excesos, veremos que la segunda supera a la primera en gran número.
Por tanto, resulta bastante evidente que el ser humano es el autor de la mayoría de sus aflicciones, de las que se salvaría si actuara siempre con prudencia y sabiduría. Todos los espíritus recomiendan la oración. Renunciar a la oración es ignorar la bondad de Dios; es rechazar su ayuda para ti mismo, y renunciar al bien que puede hacerles a los demás cuando oramos por ellos. (ESE Cap. XXVII, punto 12).
- Autoiluminación
Después de que el ser humano desarrolló el intelecto y la razón se dió cuenta de que estos logros no eran suficientes para su existencia, porque no lo llenan interiormente.
En el vacío existencial que lo aturde, se diseña la necesidad de auto-iluminación, es decir, el auto-encuentro, la auto-realización.
Este fenómeno es comprensible, porque la iluminación es la venida a la realidad, el encuentro con la realidad, la plenitud íntima.
La autoiluminación ocurre cuando hay una predisposición psíquica, a veces también inesperadamente, como sucedió a Buda, San Francisco y miles de otros, sucediendo de la misma manera cuando el ser está bajo una inmensa emoción, como sucedió con Saulo, cuando vio a Jesús a las puertas de la ciudad de Damasco, o discretamente, en el silencio de la mente y el corazón.
El que se ilumina, descubre la vida en su grandeza y experimenta un sentimiento ilimitado de compasión acompañado de gratitud a todos los que le han precedido, a los contemporáneos y a los que vendrán después...
Esta fascinante experiencia trasciende los logros del intelecto, caracterizando el despertar del sueño convencional y monótono de la vida física y sus exigencias, abriendo un espacio íntimo rico en paz y bienestar.
Con ella se rompe la dualidad del ser, en la que el ego y el yo luchan por la primacía, con seguir armonizándolos en una suave identificación de objetivos, en la que ya no luchan, sino que se unen en un mismo propósito existencial.
Es el ejemplo de células que siempre están activas, pero que no trabajan exclusivamente para sí mismas, sino para el conjunto orgánico, perpetuándose en mitosis hasta el momento del consumo por muerte biológica.
Este es el momento significativo de la expansión del amor, que se mueve más allá del círculo estrecho del ego y del yo, para servir a la sociedad en su conjunto, contribuyendo con armonía y bendiciones de solidaridad y bienestar.
Con la iluminación se adquiere la sabiduría, esta etapa que va más allá del conocimiento, alcanzando el altiplano moral del ser, del encuentro en el mundo con todos y no ser amordazado o encarcelado a nadie.
Se convierte en el que ilumina, aunque no lo desee, en un observador de su propia conciencia, dilatándola y usándola para la compasión y el amor.
Tomando conciencia de lo que le sucede y sucede a su alrededor, supera pasiones emocionales, intereses egoístas y desequilibrios.
De alguna manera, para que ocurra la iluminación, es necesario alcanzar el estado de inocencia, la superación de sospechas y vicios, la modificación de estructuras y conceptos morales.
No se trata de la conquista de una inocencia que existe en los niños, que es la ignorancia sobre las cosas, sino la anulación de la malicia, las intenciones dudosas y envidiosas.
El hombre sabio es inocente, muy diferente, sin embargo, de un niño, que ignora quién es, qué debe hacer, por qué está en la tierra ...
A medida que envejece, pierde su inocencia, mientras que el hombre sabio, cuanto más inocente pasa el tiempo, más feliz, más seguro se presenta.
El ego se diluye en el ser profundo, y no hay tormento ni ansiedad en él.
En esta etapa no teme al futuro, no sufre los recuerdos del pasado, no se aflige con la llegada de la vejez, y mucho menos con la perspectiva de la muerte.
La autoliberación es también la forma más efectiva de entender a los demás, porque el individuo se conoce a sí mismo, después de haber descubierto de dónde vino, a dónde va y cómo alcanzar el nuevo nivel de felicidad.
Cuando la inteligencia se vuelve capaz de alcanzar un conocimiento más elevado y poderoso que el que es fruto de la reflexión, el campo se prepara para la autoiluminación, que puede surgir como relámpago o ser alcanzada suave y delicadamente...
Es esencial que todos los esfuerzos se apliquen a la conquista de la auto-iluminación, que se transforma en la identificación de la verdad, la comprensión de Dios, en la que el razonamiento da paso a la intuición, a la captura completa del Pensamiento Cósmico.
Si el ser iluminado entiende que uno no pertenece y que todo el esfuerzo en favor del prójimo y del mundo en el que se encuentra, forma parte de su vida.
Cuando Jesús dijo que el reino de los cielos está dentro de nosotros, creó la posibilidad de que, a partir de la auto-iluminación, el individuo ya lo haya penetrado y comience a fructificarlo.
La iluminación no tiene límites, porque su campo de expansión es infinito.
Gracias a este logro, se alcanza una etapa superior de comprensión que refleja inusualmente la belleza de la existencia y la evolución.
Se puede afirmar que el propósito principal de la existencia corporal es el logro de esta admirable experiencia.
No se supone que sea algo inalcanzable, lo cual es solo para aquellos que se contentan con la existencia sensualista, trabajan las pasiones de servidumbre y los placeres adormecedores de los órganos sensoriales.
La autoiluminación rompe esta barrera preventiva.
Aparte de la realidad de la vida inmortal, el candidato a la iluminación interior avanza trabajando los sentimientos, desarrollando la compasión por la vida y por todos los seres sintientes para que el amor domine los paisajes del corazón.
Enfoca tus pensamientos en Jesús, e incluso sin apartarte de los deberes que te conciernen con la familia, la sociedad y los demás, trabaja en la expectativa de la auto-iluminación.
Después de experimentarlo, nada más te perturbará, proporcionándote comprender el estado numinoso, libre y samadi del reino de los cielos.
Bibliografía:
Franco, Divaldo Pereira. 2013. Vida, desafios y soluciones. Por el Espíritu Joanna de Ángelis.
Franco, Divaldo Pereira. 1985. Invitaciones a la vida. Por el Espíritu Joanna de Ángelis.
Kardec, Allan. 1857. El libro de los Espíritus. Introducción.
Xavier, Francisco Cándido. 2000. Atención. Por el Espíritu Emmanuel.
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