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08 septiembre 2021

FENOMENOS PSÍQUICOS II

 


 

-- LETARGIA Y CATALEPSIA


La letargia y la catalepsia derivan del mismo principio, que es la pérdida temporal de la sensibilidad y del movimiento, por una causa fisiológica aún inexplicable. Difieren una de la otra en que, en la letargia, la suspensión de las fuerzas vitales es general y da al cuerpo todas las apariencias de la muerte; en la catalepsia, queda localizada, pudiendo alcanzar una parte más o menos extensa del cuerpo, de suerte a permitir que la inteligencia se manifieste libremente, lo que la torna inconfundible con la muerte. La letargia es siempre natural; la catalepsia es a veces magnética.


Alguien que estuviera bajo un estado letárgico, o incluso cataléptico, no puede ver ni oír por los órganos físicos, no se puede comunicar con el mundo exterior. El Espíritu tiene conciencia de sí, pero no puede comunicarse.



En la letargia, el cuerpo no está muerto, por cuanto hay funciones que continúan ejecutándose. Su vitalidad se encuentra en estado latente, como en la crisálida, aunque no aniquilada. Ahora, mientras el cuerpo vive, el Espíritu se halla ligado (...). Desde que el hombre aparentemente muerto, vuelve a la vida, es que no era completa la muerte.



La letargia, según la Medicina es una somnolencia patológica o estupor, sopor mental. La letargia puede manifestarse también en el estado de coma profundo, situación en que la persona no reacciona a ningún estímulo (luminoso, verbal, de dolor, de calor, etc.) Se observa que hasta algunos movimientos involuntarios han cesado. La catalepsia* es entendida como una enfermedad cerebral intermitente, caracterizada por la suspensión más o menos completa de la sensibilidad externa y de los movimientos voluntarios, y principalmente, por una extrema rigidez de los músculos.


 

 

-- SONAMBULISMO


El sonambulismo es un estado de independencia del Espíritu, más completo que en el ensueño, estado en que sus facultades adquieren mayor amplitud. El alma tiene entonces percepciones de las que no dispone en el sueño, que es un estado de sonambulismo imperfecto.



En el sonambulismo, el Espíritu está en posesión plena de sí mismo (...). Cuando se producen los hechos del sonambulismo, es que el Espíritu, preocupado con una cosa u otra, se aplica a una acción cualquiera, para cuya práctica necesita valerse del cuerpo. Se sirve entonces de este, como se sirve de una mesa o de otro objeto material en el fenómeno de las manifestaciones físicas, o incluso como se vale de la mano del médium en las comunicaciones escritas.



Los fenómenos de sonambulismo natural se producen espontáneamente y no dependen de ninguna causa exterior conocida. Mas, en ciertas personas dotadas de especial organización, pueden ser provocadas artificialmente, por la acción del agente magnético (hipnosis). El estado que se designa con el nombre de sonambulismo magnético sólo difiere del sonambulismo natural en que uno es provocado, mientras el otro es espontáneo.



Es importante no confundir sonambulismo, natural o provocado, con mediumnidad sonambúlica. En el primer caso ocurre un fenómeno anímico de emancipación del alma, el Espíritu encarnado obra por sí mismo. En el segundo caso, los médiums en estado de sonambulismo, son asistidos por Espíritus.





-- ÉXTASIS


El éxtasis es el estado en que la independencia del alma, con relación al cuerpo, se manifiesta de modo más sensible y se torna, en cierta forma, palpable. En el sueño y en el sonambulismo, el Espíritu anda alrededor de los mundos terrestres. En el éxtasis, penetra en un mundo desconocido, o de los Espíritus etéreos, con los cuales entra en comunicación, sin que, todavía, le sea lícito ultrapasar ciertos límites, porque, si los ultrapasase totalmente, se romperían los lazos que lo unen al cuerpo. Lo envuelve entonces un resplandeciente y desacostumbrado fulgor, inhibiéndolo armonías que en la Tierra se desconocen, invadiéndolo un indefinible bienestar (...).

 


 

En el estado de éxtasis, el aniquilamiento del cuerpo es casi completo. Le queda solamente, puede decirse, la vida orgánica. Se siente que el alma se halla presa únicamente por un hilo (...)



-- BICORPOREIDAD

 

En la bicorporeidad, el Espíritu se aparta del cuerpo, tornándose visible y tangible. Mientras ocurre eso, el cuerpo permanece adormecido, viviendo la vida orgánica.



Aislado del cuerpo, el Espíritu de un vivo puede, como el de un muerto, mostrarse con todas las apariencias de la realidad. Además (...) puede adquirir momentánea tangibilidad. Este fenómeno, conocido con el nombre de bicorporeidad, fue el que dio origen a las historias de hombres dobles, es decir, de individuos cuya simultaneidad en dos lugares diferentes se llegó a comprobar.




Antonio de Pádua, padre italiano canonizado por la iglesia católica, y Eurípides Barsanulfo, espírita minero de Sacramento, son dos grandes ejemplos de Espíritus que, cuando estaban encarnados, poseían, en grado de elevado desarrollo, ese tipo de fenómeno anímico.


 

Francisco de Asís, Liduvina, Francisco Javier, Martín de Porres, Pedro Regalado, José de Cupertino, Alfonso de Ligorio, Juan Bosco, Pío de Pietrelcina, sor María de Jesús de Ágreda, sor María de León Bello y Delgado y sor Ursula Micaela Morata



En el budismo esotérico la práctica del  Dzogchen. Idries Shah y Robert Graves mencionan casos en los cuales altos clérigos tibetanos "aparecieron, al igual que algunos de los santos, en diferentes lugares al mismo tiempo".

 

 

-- DOBLE VISTA


(...) es la facultad gracias a la cual quien la posee ve, oye y siente más allá de los límites de los sentidos humanos. Percibe lo que existe hasta donde extiende el alma su acción. Ve, por así decirlo, a través de la vista ordinaria y como por una especie de espejismo.




En el momento en que el fenómeno de la segunda vista se produce, el estado físico del individuo se halla sensiblemente modificado. La mirada es vaga. Él mira sin ver. Toda su fisonomía refleja como una exaltación. Se observa que los órganos visuales se conservan ajenos al fenómeno, por el hecho de que la visión persiste incluso con los ojos tapados.



-– TRANSFIGURACIÓN

 

El fenómeno de la transfiguración consiste en el cambio del aspecto de un cuerpo vivo.  La transfiguración, en algunos casos, puede originarse por una simple contracción muscular, capaz de dar a la fisonomía una expresión diferente a la habitual, hasta el punto de tornar casi irreconocible a la persona. La más bella transfiguración de la que tenemos noticia fue, sin duda, la de Jesús, en el Tabor, ocurrida en presencia de los apóstoles Pedro, Tiago y Juan. (Mateo, 17:1-9)



Según el texto evangélico, en el momento de la transfiguración, el rostro de Jesús resplandeció como el sol, sus vestiduras se tornaron blancas como la nieve. (Mateo 17: 1-9) (20)



Concluyendo, los fenómenos anímicos son tan importantes como los mediúmnicos, una vez que ambos forman parte de la estructura psíquica de la especie humana. Si es cierto afirmar que todo fenómeno mediúmnico tiene su componente anímico, es igualmente correcto decir que los fenómenos anímicos son secundados por la acción espiritual. Es difícil, por no decir imposible, establecer límites dónde comienza uno y dónde termina el otro. Debemos estar atentos para no dificultar o, hasta incluso inviabilizar la práctica mediúmnica, temerosos de las mistificaciones del contenido anímico de los mensajes mediúmnicos.


La tesis animista es respetable. Partió de investigadores concienciados y sinceros, y nació para cohibir los probables abusos de la imaginación; entretanto, viene siendo usada cruelmente por la mayoría de nuestros colaboradores encarnados, que hacen de ella un órgano inquisitorial, cuando deberían aprovecharla como elemento educativo, en la acción fraterna. Millares de compañeros huyen del trabajo, amedrentados, retroceden ante los percances a la iniciación mediúmnica, porque el animismo se convirtió en cancerbero. Afirmaciones serias y edificantes, tornadas en opresivo sistema, impiden el paso de los candidatos al servicio por la gradación natural del aprendizaje y de la aplicación. Se reclama de ellos precisión absoluta, olvidándose lecciones elementales de la naturaleza. Recogidos en el castillo teórico, innumerables amigos nuestros, reuniéndose para el elevado servicio de intercambio con nuestra esfera, no aceptan comúnmente a los servidores, que han de crecer y perfeccionarse con el tiempo y con el esfuerzo. (26)



Los fenómenos mediúmnicos en sus múltiples presentaciones, en el comienzo de los grupos humanos, mostraron su origen, prácticamente, como resultado de ampliaciones anímicas. Los pensamientos, los sueños, las lucubraciones frente a los acontecimientos externos fueron propiciando verdaderas expansiones de conciencia como procurando sintonizar con el mundo espiritual. (…)



Con la evolución de la humanidad, los fenómenos mediúmnicos se fueron alargando y tornándose más consistentes, es decir, los fenómenos mediúmnicos, bastante confundidos con las fuentes anímicas más sensibles, se fueron volviendo más independientes y cada vez más depurados (...). Así, el médium, con el tiempo, sabrá perfectamente evaluar, en sus más íntimas sensaciones, las oscilaciones entre los fenómenos anímicos y los mediúmnicos (...). 

 

 

KARDEC, Allan. El Libro de los Espíritus. De la Emancipación del Alma. . , preg. 401, p. 221.

KARDEC, Allan. El Libro de los Médiums. De la bicorporeidad y de la Transfiguración. .  Ítem 114 a 119, 122,123, 19, 223.

PERALVA, Martíns.  Mediumnidad y Evolución. Animismo.  ed. Río de Janeiro.

SANTOS, Jorge Andrea. Lastre Espiritual en los Hechos Científicos. Fuerzas Anímicas y Mediúmnicas. . p.125.

 

SCHUTEL, Cairbar. Médiums y Mediumnidad. Fenómenos Anímicos y Espíritas. 8. p. 103.

TEIXEIRA, José Raúl. Corrientes de Luz. Mediumnidad y Animismo. Por el Espíritu. Camilo. 1991, p. 99,100

XAVIER, Francisco Cándido. En los Dominios de la Mediumnidad. Emersión en el pasado. . Por el Espíritu André Luiz. 26. ed. Río de Janeiro: FEB, 1999, pp.124, 211 y 212.

 XAVIER, Francisco Cándido. En el Mundo Mayor. Por el Espíritu André Luiz. 20. 1995, p. 124.


 

 


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