Según la codificación de Allan Kardec existen de dos tipos de fenómenos psíquicos, patrimonio del ser humano: los anímicos (de ánima, alma) – producidos por el propio Espíritu encarnado, y los mediúmnicos (de médium, medio) – producidos por la intervención de Espíritus desencarnados – que utilizan un vehículo o instrumento humano (médium) para manifestarse.
En los fenómenos anímicos, el Espíritu encarnado se desprende momentáneamente de su cuerpo físico y entra en comunicación con otros Espíritus, desencarnados o encarnados.
Durante ese desprendimiento – que puede ser más o menos duradero – el Espíritu encarnado desprendido o desdoblado tiene conciencia de lo que ocurre tanto en el plano físico como en el plano espiritual, pudiendo participar activamente de ello. Allan Kardec, en El Libro de los Espíritus, en su segunda parte, capítulo ocho, denomina los fenómenos anímicos fenómenos de emancipación del alma porque, en esa condición, el Espíritu se revela más libre, más independiente.
Es oportuno recordar que en todo y cualquier fenómeno mediúmnico la presencia del factor anímico es inevitable, por el hecho de valerse el comunicante espiritual de los elementos biológicos, psicológicos y culturales del médium, para elaborar y exteriorizar su mensaje (...). Se espera que la interferencia anímica no ultrapase las líneas de lo admisible, digamos, de lo soportable (...).
En el estudio de los fenómenos psíquicos, es importante saber distinguir animismo de mistificación mediúmnica. La mistificación o falsa mediumnidad es intencional. Significa que no hay un Espíritu comunicante, el pseudo-médium simula, conscientemente, una comunicación mediúmnica. Esa condición representa uno de los más serios obstáculos encontrados en la práctica mediúmnica, capaces de preocupar e incluso perturbar a muchos trabajadores.
La preponderancia del fenómeno anímico está bien caracterizada en dos situaciones específicas:
a) En el inicio de la práctica mediúmnica, cuando los canales mediúmnicos están siendo desobstruidos por los Espíritus. En esa situación, el médium principiante encuentra barreras físicas paulatinamente superables a lo largo del tiempo.
b) En las desarmonías psico-emocionales generadas por errores o hechos graves que la persona cometió en el pasado, en otras existencias. La persona inmoviliza gran coeficiente de fuerzas de su mundo emotivo, en torno de una experiencia infeliz, al punto de generar cristalización mental no superada por el choque biológico del renacimiento, en nuevo cuerpo físico. Fijándose en esos recuerdos, pasa a comportarse como si estuviese aún en el pasado, que teme resucitar, actuando como si fuese un espíritu que se estuviese comunicando.
Debemos, por tanto, diferenciar fenómeno anímico propiamente dicho, que es la manifestación de una facultad psíquica natural y que forma parte de las conquistas evolutivas del ser humano, de mistificación del fenómeno mediúmnico, de forma intencionada, o de la evidencia de un desequilibrio psíquico originado en acciones cometidas en el pasado, por la persona en cuestión.
Los fenómenos anímicos auténticos, verdaderos, entendidos como reveladores de una actividad extracorpórea son variables. Analizaremos a continuación, los más conocidos.
– EL SUEÑO
El sueño es el recuerdo de lo que el Espíritu vio mientras dormía. (...) La libertad del Espíritu es juzgada por los sueños.
El Espíritu jamás está inactivo. Durante el sueño, se aflojan los lazos que lo prenden al cuerpo y, no precisando este entonces de su presencia, él se lanza por el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus.
Cuando el cuerpo reposa el Espíritu tiene más facultades que en el estado de vigilia. Se acuerda del pasado y algunas veces prevé el futuro. Adquiere mayor potencialidad y puede ponerse en comunicación con los demás Espíritus, en este mundo o en el otro.
Estando entorpecido el cuerpo, el Espíritu trata de romper sus cadenas y de investigar en el pasado o en el futuro.
El sueño libera parcialmente al alma del cuerpo. Cuando duerme, el hombre se halla por algún tiempo en el estado en que queda permanentemente después que muere. (Tanatos)
Los Espíritus elevados, cuando duermen, van junto a los que les son iguales o superiores. Con estos viajan, conversan y se instruyen. Trabajan incluso en obras que se encuentran concluidas, cuando vuelven, muriendo en la Tierra, al mundo espiritual. El sueño de ellos se traduce por recuerdos agradables y felices.
Los Espíritus inferiores van, cuando duermen, a mundos inferiores a la Tierra donde los llaman viejos afectos, o en busca de gozos quizá más bajos que de los que aquí tanto se deleitan. Sus sueños son pesados, confusos, atormentados, muchos de ellos bajo la forma de pesadillas.
Los sueños son el producto de la emancipación del alma, que se torna más independiente debido a la suspensión de la vida activa y de relación. De ahí una especie de clarividencia ilimitada que se extiende hasta los lugares más distantes o que nunca fueron vistos, y a veces incluso hasta otros mundos. De ahí también el recuerdo que trae a la memoria los acontecimientos vividos en la existencia presente o en las anteriores. Esas imágenes extrañas de lo que ocurre u ocurrió en mundos desconocidos, entremezcladas con cosas del mundo actual, forman esos conjuntos extravagantes y confusos que parecen no tener sentido ni relación alguna.
La incoherencia de los sueños tiene otra explicación en las lagunas que produce el recuerdo incompleto de aquello que se nos apareció mientras dormíamos. Sería como un relato al que se le quitaron palabras o frases al azar: los fragmentos restantes, una vez reunidos, perderían todo significado razonable. LE 402.
“El dormir no es más que el reposo del cuerpo, pues el Espíritu está siempre en actividad. Durante el dormir, el Espíritu recobra algo de su libertad y se comunica con los seres a quienes ama, ya sea en este mundo o en otros. No obstante, como el cuerpo es una materia pesada y densa, conserva con dificultad las impresiones que ha recibido el Espíritu, dado que este no las percibió a través de los órganos corporales.” LE 403
“Los sueños no son verdaderos según lo entienden los decidores de la buenaventura, pues es absurdo creer que soñar con tal cosa anuncia tal otra. Son verdaderos en el sentido de que presentan imágenes reales para el Espíritu, aunque muchas veces no tienen relación con lo que sucede en la vida corporal. A menudo, también, tal como ya lo hemos dicho, el sueño es un recuerdo. Por último, a veces puede ser un presentimiento del porvenir –si Dios lo permite– o la visión de lo que sucede en ese momento en otro lugar, hacia donde el alma se traslada.
¿Acaso no hay numerosos ejemplos de personas que se aparecen en sueños y advierten a sus parientes o amigos acerca de lo que les sucede? ¿Qué son esas apariciones sino el alma o Espíritu de dichas personas, que acuden a comunicarse con el vuestro? Cuando adquirís la certeza de que lo que habéis visto ha tenido lugar realmente, ¿no es esa una prueba de que la imaginación no intervino allí para nada, sobre todo si eso nunca estuvo en vuestro pensamiento durante la vigilia?”LE 404
“El sentido de las vivencias de los sueños que no se cumplen, pueden cumplirse para el Espíritu, aunque no para el cuerpo. Es decir que el Espíritu ve lo que desea porque va a su encuentro. No hay que olvidar que, durante el dormir, el alma se halla siempre bajo la relativa influencia de la materia y que, por consiguiente, nunca se libera por completo de las ideas terrenales. De ahí resulta que las preocupaciones de la vigilia pueden otorgar a aquello que se ve la apariencia de lo que se desea o de lo que se teme. Eso es, en verdad, lo que se puede denominar un efecto de la imaginación. Cuando estamos muy preocupados por una idea, relacionamos con ella todo lo que vemos.” LE 405
A veces tenemos, durante el dormir o la somnolencia, ideas que parecen muy buenas y que, pese a los esfuerzos que hacemos para recordarlas, se borran de la memoria. “Son el resultado de la libertad del Espíritu, que se emancipa y goza de más facultades en ese momento. También suelen ser consejos que dan otros Espíritus. “A veces esas ideas pertenecen más al mundo de los Espíritus que al corporal. No obstante, lo más frecuente es que si el cuerpo olvida, el Espíritu recuerda, y la idea vuelve en el momento oportuno como una inspiración momentánea.”
Dos personas que se conocen, pueden visitarse mientras duermen, y muchas otras que creen no conocerse se reúnen y se hablan. Podemos tener, sin sospecharlo, amigos en otro país. El hecho de visitar durante el dormir a los amigos, los parientes y conocidos, así como a las personas que pueden seros útiles, es tan frecuente que ocurre casi todas las noches.”
“Por lo general, al despertar queda de ese encuentro una intuición. Suelen ser el origen de algunas ideas que surgen espontáneamente, sin que uno se las explique, y que no son sino las que se han adquirido en esas reuniones.”
“Sobre la planificación de las visitas sucede lo siguiente: cuando el hombre se duerme, su Espíritu despierta. El Espíritu suele estar muy lejos de llevar a cabo lo que había resuelto como hombre, porque cuando se encuentra desprendido de la materia la vida del hombre le interesa poco. Así es en el caso de los hombres que ya están suficientemente elevados, pues los otros pasan de muy distinto modo su existencia espiritual: se entregan a sus pasiones o permanecen en la inactividad.
Por consiguiente, puede ocurrir que, según el motivo que se proponga, el Espíritu vaya al encuentro de las personas que desea visitar. No obstante, aunque tenga voluntad de hacerlo mientras está despierto, no es una razón para que lo haga.” Los lazos de amistad, antiguos o recientes, suelen reunir de ese modo a diversos Espíritus, dichosos de hallarse juntos.” La palabra antiguos debe entenderse aquí como los lazos de amistad contraídos en existencias anteriores. Al despertar, conservamos una intuición de las ideas que hemos tomado en esas reuniones ocultas, pero cuyo origen ignoramos.
Durante el dormir los Espíritus se comunican mutuamente. Pues bien, cuando el cuerpo despierta, el Espíritu se acuerda de lo que ha aprendido, aunque como hombre crea haberlo inventado. De ese modo, muchos pueden descubrir lo mismo a la vez. Cuando vosotros decís que una idea está en el aire, se trata de una imagen más exacta de lo que creéis. Cada uno contribuye a difundirla, sin sospecharlo.” Así, nuestro propio Espíritu suele revelarles a otros Espíritus, sin que lo sepamos, lo que era objeto de nuestras preocupaciones durante la vigilia.
- TELEPATÍA
La telepatía o transmisión del pensamiento, es una facultad anímica que ocurre entre las personas, independientemente de estar dormido o despierto. El Espíritu se comunica telepáticamente porque él no se halla encerrado en el cuerpo como en una caja; irradia para todos los lados. Puede comunicarse con otros Espíritus, incluso en estado de vigilia, aunque más difícilmente.
La telepatía, es el lenguaje articulado del pensamiento, es una forma de comunicación que da lugar a que dos personas se vean y comprendan sin precisar de las señales ostensivas del lenguaje. Se podría decir que hablan entre sí el lenguaje de los Espíritus.
- LETARGIA Y CATALEPSIA
La letargia y la catalepsia derivan del mismo principio, que es la pérdida temporal de la sensibilidad y del movimiento, por una causa fisiológica aún inexplicable. Difieren una de la otra en que, en la letargia, la suspensión de las fuerzas vitales es general y da al cuerpo todas las apariencias de la muerte; en la catalepsia, queda localizada, pudiendo alcanzar una parte más o menos extensa del cuerpo, de suerte a permitir que la inteligencia se manifieste libremente, lo que la torna inconfundible con la muerte. La letargia es siempre natural; la catalepsia es a veces magnética.
Alguien que estuviera bajo un estado letárgico, o incluso cataléptico, no puede ver ni oír por los órganos físicos, no se puede comunicar con el mundo exterior. El Espíritu tiene conciencia de sí, pero no puede comunicarse.
En la letargia, el cuerpo no está muerto, por cuanto hay funciones que continúan ejecutándose. Su vitalidad se encuentra en estado latente, como en la crisálida, aunque no aniquilada. Ahora, mientras el cuerpo vive, el Espíritu se halla ligado (...). Desde que el hombre aparentemente muerto, vuelve a la vida, es que no era completa la muerte. (7)
La letargia*, según la Medicina es una somnolencia patológica o estupor, sopor mental. La letargia puede manifestarse también en el estado de coma profundo, situación en que la persona no reacciona a ningún estímulo (luminoso, verbal, de dolor, de calor, etc.) Se observa que hasta algunos movimientos involuntarios han cesado. La catalepsia* es entendida como una enfermedad cerebral intermitente, caracterizada por la suspensión más o menos completa de la sensibilidad externa y de los movimientos voluntarios, y principalmente, por una extrema rigidez de los músculos.
Bibliografía
KARDEC, Allan. El Libro de los Espíritus. De la Emancipación
del Alma. . , preg. 401, p. 221.
KARDEC, Allan. El Libro de los Médiums. De la bicorporeidad y de la Transfiguración. . Ítem 114 a 119, 122,123, 19, 223.
PERALVA, Martíns. Mediumnidad y Evolución. Animismo. ed. Río de Janeiro.
SANTOS, Jorge Andrea. Lastre Espiritual en los Hechos Científicos. Fuerzas Anímicas y Mediúmnicas. . p.125.
SCHUTEL, Cairbar. Médiums y Mediumnidad. Fenómenos Anímicos y Espíritas. 8. p. 103.
TEIXEIRA, José Raúl. Corrientes de Luz. Mediumnidad y Animismo. Por el Espíritu. Camilo. 1991, p. 99,100
XAVIER, Francisco Cándido. En los Dominios
de la Mediumnidad. Emersión en el pasado. .
Por el Espíritu André Luiz. 26. ed. Río de Janeiro: FEB, 1999, pp.124,
211 y 212.
XAVIER, Francisco Cándido. En el Mundo Mayor. Por el Espíritu André Luiz. 20. 1995, p. 124.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por sus Comentarios: